Le preguntamos a figuras públicas peruanas de diversas disciplinas, excepto gastronomía, qué han aprendido en la cocina durante la pandemia y que valoran más.
Escribe @eltrinchecom / Foto Frank Zhang
Le preguntamos a figuras públicas peruanas de diversas disciplinas, excepto gastronomía, qué han aprendido en la cocina durante la pandemia y que valoran más. Sus respuestas están llenas de reflexiones, que más allá de los fogones, se aplican a la vida.
Confinados, encerrados, aislados, obligados a estar en casa, la cocina ha resultado para muchos un encuentro consigo mismo y con otros. Un verdadero espacio para reconectar con los sabores de siempre, pero también con vínculos más místicos de la vida que rayan en lo filosófico. Estar en casa nos ha llevado a encender el fuego interno, a encontrar calma y placer en las recetas de siempre, en las nuevas, en los sabores que rememoran otras épocas. En estos tiempos de pandemia, la cocina ha sido uno de los terrenos de mayor acción y transformación. Le preguntamos a figuras públicas peruanas de diversas procedencias y disciplinas, no vinculadas a la gastronomía, cómo ha sido su relación con la cocina y las acciones que exige, qué han aprendido y lo qué ahora valoran más. Sus respuestas son variadas, enriquecedoras y en todos los casos, lecciones de vida.
PAUL VEGA
(Actor)
¿Qué aprendí? Soy quien cocina en casa, entonces aprendí a armar un menú para toda la semana, familiar, casero, sabroso, variado, nutritivo que incluya a todos. Rescatando cosas que comía cuando era chico y algunas que más o menos sé preparar. Darle variedad, saber hacer y conocer un poco de todo.
¿Qué debe valorarse más? Los ingredientes en general, saber de dónde vienen. No solo decir que la comida es rica e ir a restaurantes. Ese es el tipo de conocimiento que nos falta, no necesariamente saber prepararlo, porque eso depende de si sabes cocinar o no. Pero saber de dónde provienen, qué son, cómo se combinan. Valorar un poco más el proceso de preparación de cada cosa, no solamente el resultado como un todo, sino el insumo.
MARCELO WONG
(Artista plástico)
¿Que aprendí? El lado en nuestro gastronómico en casa tuvo que ver con el tiempo. Las dos o tres primeras semanas fueron muy bonitas, aunque difíciles. Aprendimos que la cocina no solo involucra la cocina, sino que tiene que ver con el previo y el post, que hacía que el proceso durara mucho más. A veces, sentíamos que estábamos terminando de lavar y ordenar lo del almuerzo y ya teníamos que empezar la cena. Fue divertido, bonito, descubrimos postres que no habíamos hecho antes; entre los que nos gustaron más están la leche asada, el strudel, el milhojas. A mí me permitió hacer postres que hacía con mis papas cuando era pequeño ahora con nuestros hijos, como el budín de vainilla con galletas y caramelo de limón. Pero al pasar el tiempo se nos complicó todo con el trabajo y todo ese lado se volvió mucho más práctico y rápido.
ANDRÉS WIESE
(Actor)
¿Qué aprendí? Casi de todo en realidad, no era la persona que cocinaba en su casa, caí en la facilidad del delivery y por flojera nunca me animaba. Ahora ante la coyuntura y la necesidad, encontré ahí algo que me gusta mucho y siempre me ha gustado. Desde chico veía programas de cocina y me gusta comer rico. Por ejemplo, mi película favorita es Ratatouille y su mensaje es que “cualquiera puede cocinar”. Si cocinas, te afanas y le metes amor, es imposible que no esté rico. Lo he comprobado y me divierto ahí en la cocina.
¿Qué debe valorarse más? Había que desaprender muchas cosas y volver a aprender. El momento por el que estamos pasando todos es duro y nos ha obligado a hacer cosas que antes no hacíamos y que son fundamentales. Y el placer que me genera cocinar es un feeling muy bonito que no conocía. Ha sido una gran oportunidad para descubrir eso.
LORENA ÁLVAREZ
(Periodista)
¿Qué aprendí? Siempre me gustó cocinar, lo hago desde muy chica. Aprendí viendo programas de cocina, pero en esta cuarentena me he animado más a hacer más engreimientos. Por ejemplo, de chica alguna vez hacía donas y nunca más las hice, ahora se las hago a mi hijo. También el fast food, como el pollo a la brasa que ahora preparo en casa y ya lo he hecho tres o cuatro veces. Es más, fue el menú del Día de la Madre, con la mayonesa, el ají, las papas fritas. Hasta usé un cuchillo que compré hace tiempo que, al cortar las papas, salen ondeaditas, como las de las pollerías. Me he animado a cocinar todos los platos que estamos acostumbrados a comer en un restaurante. Ha sido genial.
¿Qué debe valorarse más? Rescato el valor de la familia, porque he podido compartir esto que me encanta, que es cocinar, pero con mi hijo, a quien he podido enseñarle a hacer algunas cosas, porque la cocina es precisa y tiene que ser muy limpia. También es una clase de matemática, de química y lo compartimos juntos. Creo que cocinar es un actor de amor, el principal ingrediente son las ganas de hacerlo, especialmente los dulces con mucho cariño, que es lo que más me gusta hacer. En la repostería si estás de mal humor el queque no levanta, sale mal. Mi hijo me decía: “mamá, no quiero que acabe la cuarentena, porque ahora todas las semanas cocinamos juntos”. Encontré un nuevo hobby para compartir con él.
CARLOS CARLÍN
(Actor y conductor)
¿Qué aprendí? Que se puede gastar mucho menos de lo que uno gasta normalmente, que se puede regresar a comprar en bodegas. He aprendido que mi hermana y mi cuñado cocinan mucho más rico que muchos restaurantes, y que un platito de pasta con aceite de oliva, ajos tostados y un poquito de jamón es comida de dioses.
¿Qué debe valorarse más? Saber apreciar las cosas que tienes en la refrigeradora, no gastar, potenciar tu creatividad y aprovechar los buenos productos.
FERNANDA KANNO
(Periodista y corredora de autos)
¿Qué aprendí? Que el aderezo debe hacerse a fuego lento y con paciencia. Que la papa se pone casi al final porque sino se deshace y espesa todo el guiso. Que el olluco se lava porque si no sale amargo. La sal se corrige al final. Aprendí que cuando rallas no debes acercar los nudillos al rallador y aprendí que, porque algo no te salga algunas veces, no significa que no te vaya a salir nunca, si algo te nace dale todas las oportunidades que necesites. Muchas veces en mi vida intenté cocinar porque realmente quería y no me salía bien. Esta vez le di una oportunidad a la cocina. Así que nunca hay que dejar de darse la oportunidad cuando queremos y cuando nos nace, a pesar de que hayamos fallado antes.
¿Qué debe valorarse más? He descubierto que cocinar es cuidarse y quererse uno mismo. He cocinado lo que se me antoja y es una manera de darme gusto, de premiarme quizá, de cocinar para sentirme bien. También voy escogiendo con qué quiero combinar lo que como y por lo general, comienzo por cosas saludables y que nos hacen bien. Puedo cocinarme unas papas fritas con una carne, pero pienso, también voy a hacerme una ensaladita. La cocina es un acto de amor, apenas acabe todo esto, me muero por cocinar para la gente que quiero y ya estoy pensando qué les podría gustar y qué cosa podría hacer para ellos. Finalmente, lo más importante ha sido confiar en mi misma, relajarme un poco y todo ha salido bien.
REGINA ALCOVER
(Actriz y locutora)
¿Qué aprendí? Que uno se reinventa cada vez, y eso te lleva a hacer cosas y platos nuevos. A salir de la rutina y darle la vuelta a la cuarentena. Escucho muchos tutoriales y me encantó una frase que decía que la cabeza no es un cubo que llenar, sino un fuego que encender.
¿Qué debe valorarse más? Me encanta cocinar, es una forma de arte importante en la vida de cada ser humano. Me comunico con los alimentos. Pero mucha gente se ha reencontrado con la cocina y con la comida porque es una forma de cuidar mejor tu cuerpo. Ahora he tenido el tiempo de darle los ingredientes que más bien le hacen, para mi es un disfrute, una manera de seguirme cuidando y queriendo, es parte de mi bienestar mental y físico.
MARTÍN HIDALGO
(Periodista de política)
¿Qué aprendí? Paciencia. Parece algo loco todo el tiempo que se requiere, casi milimétrico, que le tienes que dar a cada cosa. Por ejemplo, cuando tienes que hacer que repose algo, en qué momento tienes que echar tal o cual ingrediente. Y la organización, creo que en la gastronomía el orden de los factores sí altera el producto. He probado echar las cosas en diferente orden y cambia el resultado.
¿Qué debe valorarse más? El nivel de los productos: que por un margen pequeño de precio puedes comprar mejor calidad y directo al productor. Por ejemplo, la trucha, compré la de Arapa (Puno), busqué su historia, me enteré de dónde provenía, me pareció que hay un trabajo que nunca nos detenemos a ver. Que en los supermercados viene todo enlatado, la calidad es distinta. La primera semana compré cosas de súper y ahora último le compré a productores y la calidad es distinta, el color, el sabor, la presentación. Esos detalles que en el día a día uno mira, pero que ahora como he estado cocinando todos los días me he dado cuenta que es otro nivel.
INÉS TEMPLE
(Presidenta de LHH – DBM Perú y LHH Chile)
¿Qué aprendí? Me ha permitido recordar los platos que comíamos de chicos, como tomate relleno, soufflé de poro, canelones de espinaca, que ahora forman parte de mi menú, pero el premio se lo lleva el helado de mango.
¿Qué debe valorarse más? Por trabajo y viajes comía mucho fuera de casa y esta cuarentena me ha permitido redescubrir y revalorar el placer de comer en casa.
ISHMAEL RANDALL
(Artista plástico)
¿Qué aprendí? Inicialmente aprendí, cómo muchos, a usar el tiempo como una especie de meditación en la cocina. En mi caso, el tiempo en familia significó hacer vinagre de manzana, masa madre (panes y tortillas), ginger beer, encurtidos, etc. Todo esto conlleva a exploraciones sensoriales que, creo, debido a las presiones precuarentena no las tenía tan fijadas. Luego, en el segundo mes nos dedicamos con mis hijas a usar todo siguiendo los pasos del Zero Waste Cookbook. Ahora ya hacemos yogur, chips de cáscara de zanahoria, cremas de hojas, pesto de las hojas de zanahoria, entre otros.
¿Qué debe valorarse más? Valoro más lo ingredientes. Las harinas buenas y también valoro (¡extraño!) bastante el esfuerzo de los chefs y cocineros.
STEFANO ALCÁNTARA Y LESLIE SHAW
(Tatuador y cantante)
¿Qué aprendimos? Stefano: he aprendido a variar un poco el menú y tratar algunos ingredientes de forma diferente. En mi caso, que vivo en Estados Unidos y soy vegano, hay muchas opciones. Al principio de la cuarentena, como todo, hubo gran demanda por el pánico de la gente y se terminaba todo lo vegano, excepto en los lugares especializados que siempre tuvieron stock. Me convertí en cocinero de casa, antes comía todo el tiempo fuera, excepto el desayuno. Ahora soy el chef de la casa, no salimos. Leslie: no cocino nada, pero he cambiado hábitos, antes comía carne animal, pero desde que salimos juntos trato de no hacerlo, ya vamos cinco meses y me siento mucho mejor. He aprendido a comer cosas nuevas y hacer una dieta a base de plantas y me encantan las posibilidades. El otro día hicimos panqueques de avena, que siempre había preparado con huevos, ahora les dimos la vuelta, usamos proteína, leche de almendra, quedaron deliciosos. Stefano: ahora estoy más interesado en mirar nuevas recetas, y todo esto me ha hecho pensar en qué tan al revés pueden estar las cosas en el mundo.
A Julia le encanta cocinar porque lo lleva en las venas; claro, es peruana y norteña.
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