OLAYA: EL CEBICHE DEL ÓVALO
Una barra de cebiche abrió sus puertas muy cerca al Óvalo Gutiérrez. Antonio Castro-Mendivil es el creador de esta nueva propuesta.
Una barra de cebiche abrió sus puertas muy cerca al Óvalo Gutiérrez. Antonio Castro-Mendivil es el creador de esta nueva propuesta.
Escribe Marissa Chiappe (@marissachiappe)
Una barra de cebiche abrió sus puertas muy cerca al Óvalo Gutiérrez, ampliando la oferta gastronómica de la zona. Antonio Castro-Mendivil, cebichero de larga trayectoria, es el creador de esta nueva propuesta.
Un cebichito fresco, picante y travieso es lo que encuentras en este pequeño local miraflorino. No esperes mozos de corbata, largas sobremesas ni chelas, infaltables en una cebichería tradicional. Menos aún cócteles de diseño o una extensa carta. Antonio Castro-Mendivil es un cebichero, poco hablador pero con muy buena onda y mucha experiencia. Luego de triunfar con varios restaurantes en Buenos Aires decidió volver a Lima para entregarnos lo que sabe.
La pesca del día manda. El cebiche será de lo que Antonio encuentre en el terminal en la madrugada. Puede ser cabrilla, lisa o reyneta. “Mi cebiche no tiene secretos”, dice con confianza. Si uno se sienta en la barra puede ver cómo lo prepara. Nada de leches de tigre prefabricadas con caldo de pescado, ni ingredientes modernos, ni combinaciones thai. Cebiche del bueno, puro y duro (podría bajarle un par de decibeles al limón). Eso sí, si no les gusta el picante, mejor especificar, porque tal y como viene, saca algunas lágrimas.
La carta es corta: cebiche de pescado, mixto, chicharrón y arroz chaufa, que se pueden combinar. Uno pide y paga en caja y luego le traen el pedido a la mesa. De cortesía, un sustancioso chilcano con su chorito, cebollita china y canchita serrana en taza de loza o un panecillo con pescado frito si hace mucho calor.
Pedimos el súper combinado: cebiche Olaya con arroz chaufa Alianza Lima y calamares arrebozados Sonia. Bien servido, por lo general (aunque en nuestra última visita las porciones se habían reducido un poco). El arroz chaufa tiene mariscos, es generoso en langostinos y sorprende con unos pedacitos de cabanossi que le dan la onda ahumada. Se siente la textura del arroz que solo se logra con el wok, graneado, sabroso, pero no duro. Los chicharrones, si bien son fritos de manera casera y dejan sentir el calamar suave, en nuestra segunda porción les faltó unos segundos de fritura. Antonio, sin saber que veníamos a hacer una nota, resolvió inmediatamente el problema, sirviéndonos otros, esta vez en su punto.
Los precios parten de S/. 20 hasta S/. 30 por una fuente, que fácilmente se puede compartir entre dos. No hay postres y para tomar solo hay chicha, agua y gaseosas. Pero por la zona y el espacio, tampoco es un lugar para largas horas de almuerzo. Si vas con un clan familiar de ocho no es lugar ideal, tampoco sirve para el amigo comodón que quiere desparramarse en la silla y que nadie le roce el codo. Más bien, es una buena alternativa, para los que quieren comer sano, rápido y rico los días de semana o hacer una parada antes de mediodía en un sábado soleado. Ah, un dato interesante, no usan glutamato monosódico, GMS… Ajinomoto.
Hijo de Olaya. Comandante Espinar 849, Miraflores / Teléfono: 241-0941 / Horario: lunes a sábado de 11:30 a 15:30 horas / Solo efectivo
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