LA BODEGA 138: PIZZA Y PASTA EN CUSCO
Estuvimos el fin de semana en la Ciudad Imperial y caímos por la Bodega 183, una propuesta sabrosa y a buen precio muy concurrida por viajeros y locales.
Estuvimos el fin de semana en la Ciudad Imperial y caímos por la Bodega 183, una propuesta sabrosa y a buen precio muy concurrida por viajeros y locales.
Escribe Marissa Chiappe (Twitter @marissachiappe)
Estuvimos el fin de semana en la Ciudad Imperial y caímos por La Bodega 138, una propuesta sabrosa y a buen precio muy concurrida por viajeros y locales.
En la ciudad de Cusco no faltan deliciosas propuestas gastronómicas, pero los precios cada vez están más caros. Así que La Bodega 138, surge como un restaurante juvenil, con una carta de pizzas, pastas y ensaladas a precios bastante adecuados. Si hay cola, la espera no es larga, tienen a una persona a cargo de la lista que la maneja con eficiencia, cosa que no se ve comúnmente en nuestro país. Nuestra mesa está en menos de un minuto y antes de hacer el pedido llega el pan caliente, una salsa de ajo a la crema sabrosa para untar y ají de la casa. Se agradece la amabilidad de los camareros que una ciudad turística y un restaurante de alta rotación, no es común encontrar. Los chicos de Bodega 138 transmiten buena onda entre ellos y para los clientes.
(Para conocer otros lugares donde pueden comer rico visiten Comer en Cusco de El Trinche)
La carta es concisa y bien estructurada. Tienen frescas y variadas ensaladas, buenas pizzas, sabrosas pastas al dente y una que otra sopa. La de postres es bastante básica, pero no les quedará mucho sitio, ya que los platos están bien servidos. Las ensaladas son balanceadas y contundentes, aunque se sentirían más sabrosas si ya vinieran mezcladas: llegan en capas de vegetales, se ven muy bonitas, pero hay que unirlas bien, cosa poco cómoda ya que se caen las hojas (eso sí, nada insípidas) y saltan los tomates. Probamos la Deli, con mix de lechugas, tomates cherry, arúgula, láminas de parmesano, procciutto y una vinagreta de sauco que le daba un ácido y dulce interesante al jamón. Si quieren una ensalada contundente para plato único, pidan La Bodega, con hojas verdes, arúgula, champiñones, aceitunas, palta, pimiento, tomates cherry, aguaymantos, alcachofas y espárragos.
Desde el camarero hasta el administrador, todos presumen de sus buenas pizzas, hechas en horno de barro con tanta seguridad que optamos por una. De hecho, servir pizzas en un espacio tan turístico como Cusco es bastante arriesgado, pues los estándares pueden ser bastante europeos. Lo bueno es que hay dos tamaños, uno personal (sirvió bien para dos) y una familiar que alcanza para cuatro. En ambos tamaños uno puede pedir dos sabores de pizza, lo que hace más entretenido el asunto. Nos inclinamos por la Red Hot Chili Peppers, con jamón, ají limo y rocoto. También la Aguaymanto, con la fruta, salame, cebolla blanca, procciutto y arúgula. Luego, la Armandísimo, con chorizo ahumado, salame, tomate y albahaca. Su masa tiene un levado bien llevado, lo que la hace ligera, crocante y delgada. La salsa de tomate, nada ácida y con un dulzor adecuado. Buena calidad y cantidad de mozzarella. Las combinaciones equilibradas mezclan con astucia embutidos de primera (el chorizo era pura carne), frescos vegetales de la zona y toques de sabor interesantes como el aguaymanto, el queso azul o el ají limo.
También probamos las pastas. Una boloñesa contundente y sabrosa. Se siente que ha sido cocinada con paciencia y dedicación por largas horas, sin trucos de cocina como el azúcar añadido a la salsa. Los ravioles de asado y salsa de tomate son espectaculares, como dice en la misma carta. También hay calzone, como el de manzana con queso azul y el de champiñones, tocino y jamón. Y como en un restaurante cusqueño no pueden faltar las sopas, hay una buena dieta de pollo para el soroche, una sopa de quinua para rendir tributo a los apus y cremas de verduras frescas para los que buscan calentar el cuerpo luego de una larga caminata por la ciudad: de poro, de champiñones, de alcachofa y de tomate.
Si bien tienen una reducida oferta de postres, como mencionamos antes, son ricos y no muy elaborados. Hay una espuma de mango a la que según un peruano dulcero probablemente le falte azúcar, pero que puede llegar a ser empalagosa para los extranjeros. Si encuentran el cheesecake de nutella, pidan que le guarden una porción.
LOS DATOS
Para informes y reservaciones pueden consultar La Bodega 138 en nuestra Guía del Buen Gourmet en El Trinche. Aceptan tarjetas de crédito. Hay cervezas artesanales y una carta de vinos bien surtida. Algunos precios: pizza mediana a S/. 32, ensaladas a S/. 23, pastas a S/. 26, cócteles a S/. 18 y postres a S/. 15.
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