EL VINO DE CARLOS COUSIÑO
Carlos Cousiño pertenece a una de las pocas familias chilenas que ha mantenido su patrimonio, generación tras generación. Conversamos con él.
Carlos Cousiño pertenece a una de las pocas familias chilenas que ha mantenido su patrimonio, generación tras generación. Conversamos con él.
Escribe Ketty Cadillo / Twitter: kettycadillo
Carlos Cousiño pertenece a una de las pocas familias chilenas que ha mantenido su patrimonio, generación tras generación. Descendiente de Matías Cousiño, quien fundó la bodega Cousiño Macul en 1856, Carlos es, sobre todas las cosas, un hombre de vinos, que ama el campo y se pierde en él, pero que también sabe cuidar el negocio.
Los Cousiño son famosos en Chile por que iniciaron la explotación de carbón a gran escala. También porque en la actualidad han logrado expandir sus inversiones y hacer del negocio inmobiliario, mediante el holding Inversiones Cousiño Macul, parte importante de su historia de éxito. Pero sobre todo, porque son dueós de una de las bodegas de vinos más conocidas en el mundo: Cousiño Macul. Los hermanos Arturo, Emilio y Carlos son los encargados de mantener un legado que lleva más de un siglo en la familia.
Carlos Cousiño es quien vive en la viña. Graduado en Sociología por la Universidad Católica de Chile, es el encargado de administrar la bodega de la familia las 24 horas del día y también de viajar y visitar los mercados en los que venden sus productos, de ahí que Lima sea una de sus paradas habituales. Carlos sabe que el mercado peruano es importante y hay que cuidarlo. Confiesa que es aquí donde más vinos reserva venden y que el posicionamiento de sus productos tienen larga data. “Creo que eso solo se logra cuando se tiene conciencia de lo que hicieron las generaciones anteriores, entonces uno no puede ser menos. Pienso que si bien es cierto que nuestros antepasados tuvieron que enfrentar momentos críticos en cuanto a cambios económicos o políticos, nosotros tuvimos que cambiar la viña. Mudarnos del centro de Santiago a Buin en el valle del Maipo, y eso fue un esfuerzo enorme”, explica.
La mudanza de Cousiño Macul comenzó en 1994 y terminó en 2002, porque encontrar el lugar adecuado para cultivar uvas, cuesta tiempo y dinero. “Buscamos 300 hectáreas. Ahora tenemos 200 y un rompecabezas de cuatro parcelas de 25 y estamos felices”, cuenta Carlos. Para la familia Cousiño el negocio del vino representa el 20% de todas sus inversiones y, a pesar de eso, dice Carlos que él dedica todo su tiempo a la bodega.
El terroir donde ahora se encuentran los viñedos es ideal para el cultivo de cepas como el Cabernet Sauvignon. Es una zona libre de heladas, la calidad del agua del Maipo es buena y hay a poca carga de insectos. Cousiño Macul produce 300 mil cajas de vino al año, un tercio se vende en Chile y el resto se exporta.
¿Cuándo comenzaron a exportar?
A finales de los sesenta y comienzos de los setenta de manera sistemática. Pero tenemos antecedentes registrados desde 1920, año en el que mandamos vinos a Inglaterra y Sudáfrica. Incluso en la época de prohibición teníamos licencia para exportar a Estados Unidos, para el consumo en las embajadas.
¿Cómo han hecho para no perder la calidad en el tiempo?
Nuestra viña es pequeña, muy de nicho, y la caracteriza la calidad. Para conservar eso tratamos de no perder el paso en el manejo de las viñas, en inversión en tecnología enológica.
En los vinos, ¿qué tanto hay de usted?, ¿trabaja mano a mano con el enólogo?
Los enólogos son difíciles de manejar. Lo que hago es intervenir en la definición del vino, por ejemplo, si decidimos hacer un Don Matías Syrah, elijo qué tipo de Syrah quiero, lo demás es trabajo del enólogo y ahí tengo poco que decir. Eso sí, ningún vino sale de la bodega sin la aprobación de los tres hermanos.
¿Quiénes conforman su equipo de enólogos?
Pascal Marty, enólogo francés que llegó a Chile hace 12 años para implementar la bodega Alma Viva y se quedó. Al lado de él trabajan dos enólogos chilenos jóvenes: Javier Mustakis y Rosario Peralta.
Cada vez hay más mujeres en el mundo de la enología…
Sí, y eso es bueno. Nosotros en los últimos 20 años siempre hemos tenido una enóloga en nuestra bodega.
¿Cuál es el producto más reciente de la bodega?
Ahora mismo estamos introduciendo una nueva línea de vinos llamada Isidora, que consiste en un vino de la cepa Riesling, Sauvignon gris y un rosado.
¿Cuáles son las metas de la bodega?
Vender más en Asia y en América Latina, nuestro desafío es colocar más reserva y menos varietal, porque a diferencia de Perú, donde nuestros vinos de alta gama son muy consumidos, en el resto de países lo que más vendemos son los caldos jóvenes. En resumen, nuestro desafío es peruanizar Brasil y Colombia, que son nuestros mayores compradores en esta parte del mundo.
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