EL MEJOR PANADERO BUSCA SOCIO
Hoy conocí a Serapio Aguilar, el ganador del premio Maestro Panadero en Mistura 2014. A pesar de haber sido elegido el mejor panadero, ayer fue un día triste para él.
Hoy conocí a Serapio Aguilar, el ganador del premio Maestro Panadero en Mistura 2014. A pesar de haber sido elegido el mejor panadero, ayer fue un día triste para él.
Escribe Marissa Chiappe (@marissachiappe)
Hoy conocí a Serapio Aguilar, el ganador del premio Maestro Panadero en Mistura 2014. A pesar de haber sido elegido el mejor panadero, ayer fue un día muy triste para él, pues también recibió la llamada de su esposa, para decirle que había llegado a su casa una notificación de embargo.
Hace unos años, al hijo mayor de Serapio, de 19 años, le detectaron una trombosis, enfermedad que le produce coágulos en el torrente sanguíneo y que aún amenaza su vida. Serapio hizo lo que debía hacer. Gastó todo lo que tenía para pagar el tratamiento, incluso tuvo que contraer deudas, con el Banco de Crédito, La Caja Municipal de Cusco, Interbank y Scotiabank por más de US$ 80 mil, sin contar con los intereses. Al parecer, es inevitable que le vayan a quitar su casa, aunque la orden de embargo está, por ahora, dilatada por una medida cautelar. “Mi hijo necesitaba de inyecciones diarias de S/1,600 cada una y yo tenía que sacar de donde sea”, cuenta.
Serapio empezó en la panadería en el año 84 para poder pagarse los estudios. “No quería pedir limosna, así que comencé de ayudante de panadero”. Así fue aprendiendo el oficio, hasta que pudo poner una panadería en su casa. Hoy tiene un pequeño local junto con su esposa en la plaza San Francisco 333, en el Centro de Cusco. Ahí, su esposa, Felicia Gallegos, hace queques, pasteles y chifones para ayudar a solventar los gastos y él tiene una pequeña vitrina donde vende sus panes. Serapio no quiere limosnas, necesita gente que crea en él. Tiene una pasión por crear recetas nuevas, usar ingredientes andinos, inventar nutritivos panes. Como su pan ganador, hecho de cañihua y chía. “Quiero combatir la desnutrición con mis recetas. Mi madre, desde pequeño, me daba mucha cañihua y por eso nunca me he enfermado”, afirma. Además –según escuchó de un médico- combate la diabetes.
Con este pan ganó el concurso de Tantawawas al que no postuló, pero participó gracias a su amigo de la infancia Policarpo Aguirre, quien lo inscribió a escondidas confiado en que saldría vencedor. Así fue que llegó al concurso organizado por Mistura para que lo conozcan todos los peruanos. Lo que no sabíamos era que necesita re financiar su deuda, ayuda con los medicamentos de su hijo y maquinaria para su panadería y capital para los insumos. Una asesoría en creación de marcas y logos no estaría de más y alguien que lo ayude a desarrollar un concepto de negocio exitoso. Por ahora solo vende Pan Huaro, pero si tuviera las máquinas que le faltan y la tranquilidad de tener un techo para su familia, le gustaría seguir investigando con diferentes harinas, hierbas e ingredientes. Quiere hacer pan de ortiga, por ejemplo. Hoy, Serapio termina su participación en Mistura con un gran premio (que literalmente lleva en el bolsillo), mucho talento y la esperanza de que suceda un milagro. ¿Alguien se apunta? Las ideas y apoyos por el momento se canalizan mediante el mail marissachiappe@hotmail.com.
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