LANZAMIENTO DE LIBRO: ESCRIBIR GASTRONOMÍA 2023 YA DISPONIBLE EN AMAZON
Como adelanto, la introducción de Paola Miglio, compiladora de esta edición junto con la creadora de la serie, Lakshmi Aguirre.
Como adelanto, la introducción de Paola Miglio, compiladora de esta edición junto con la creadora de la serie, Lakshmi Aguirre.
Escribe María Elena Cornejo (IG @melenacornejo)
Un libro que reúne los mejores textos gastronómicos de 2023 escritos en castellano. Y, como adelanto, la introducción de Paola Miglio, compiladora de esta edición junto con la creadora de la serie, Lakshmi Aguirre.
La pandemia nos cerró las puertas, pero nos abrió las ventanas. Para respirar. Para soñar. Para mirar el mundo por ese rectángulo e imaginar un despertar con nuevos retos y grandes expectativas. Así nació Escribir Gastronomía en 2022, una antología que abre un nicho a la literatura gastronómica con textos publicados en medios de España y América Latina durante el año precedente. El volumen no solo fue bien recibido por lectores de todos los pelajes, sino que creó un espacio de reflexión urgente y necesario para poner sobre la mesa la pluralidad de temas que la “gastronomía” cobija.
El segundo volumen de Escribir Gastronomía acaba de ver la luz (Ed. Colandcol, España) con textos publicados durante el 2023 de plumas tan notables como la de Rosa Montero, Leila Guerriero, Cristina Jolonch, Marc Casanovas y 23 escritores más antologados por las periodistas Paola Miglio y Lakshmi Aguirre. Hay historias de ingredientes, de santos patronos, de maleficios y beneficios, de recetas rescatadas y de los nuevos monstruos tecnológicos que amenazan el planeta y van matando de a pocos la humanidad que nos quedan. También hay espacio para la risa y la esperanza; para la crítica y el asombro.
“Nos hemos llenado de tendencias y estamos perdiendo humanidad”, dice Paola Miglio en la Introducción, pero al mismo tiempo rescata que aparezcan “nuevas voces que conectan territorios… entrelazan experiencias que no solo unen continentes, sino que intercalan miradas y reavivan esperanzas”. Lectura sabrosa que reconforta y alimenta.
Aquí les dejamos el adelanto completo del texto.
Escribe Paola Miglio (IG @paola.miglio)
Nos estamos quedando sin periodistas gastronómicos. He dado miles de vueltas antes de escribir este prólogo y, aunque me sentí muy honrada y emocionada de que me hayan convocado para ayudar a compilar los mejores escritos de gastronomía de 2023 centrándome más en Latinomérica, la decepción fue grande cuando al llevar a cabo la empresa iba notando “la falta de”. Mi primer impulso fue buscar textos entre los periodistas gastronómicos latinoamericanos (que los hay, y muy buenos), significativos, revolucionarios, reflexivos. Mi sorpresa fue lo difícil que resulta, no solo porque los medios tradicionales que abordaban estos temas con la pandemia terminaron de licuar casi todos los espacios especializados, sino porque lo que queda está regido por el implacable SEO, una despreciable dictadura que premia la superficialidad y esconde el buen contenido.
Con el tiempo, muchos, y me incluyo, hemos pasado de contar historias de nuestras culturas a numerar rankings, a decirle al lector en cuántos lugares puede comer si va de viaje a Huancabamba o Sevilla, a explicarle por qué las tortas de chocolate de tal o cual pastelería son las más ricas o cuál es la tarta de queso que lo dejará sin aliento. Es lo que paga la renta. Nos hemos llenado de tendencias y estamos perdiendo humanidad. Estamos agotados de que el tiempo pase más rápido: en 180 caracteres o un Tik Tok.
Esas historias que antes narrábamos con emoción, hoy descansan en nuestro disco duro desgrabadas, a medio editar, sin titular. A esto se suma la abundancia de columnas de opinión sin argumentos sólidos. Está de moda tenerlas y lo que para muchos tomó 25 años conseguir, hoy se obtiene con un “te escribo gratis” para llenar huecos que la publicidad no cubre. Así, lo que debería ir a un post de Facebook, se inmortaliza en papel sin análisis ni sustento, sin bagaje… pues es “mi opinión”. Eso no solo pasa en Latinoamérica, claro, pero soy de acá y siento cómo pega el drama, sobre todo cuando en otros países hay bajón, pero sigue habiendo más posibilidad de creación. Acá se sobrevive y en esas andamos.
Y a ese instinto de supervivencia me agarré, porque como siempre en estas latitudes no queda otra salida: ante la crisis, la búsqueda, el “recurseo” y la habilidad de salir adelante. Así se construyó una cadena virtuosa de consulta y lectura y se fueron develando textos maravillosos, quizá no publicados en los más grandes diarios o en las revistas de más tiraje, mas sí en pequeñas iniciativas que apuntan a ser cuna de plumas importantes. Nuevas voces que conectan territorios y los entienden cada vez mejor, que se nutren de viajes, de campo, de conocimiento compartido y no se limitan a una mesa ni se encasillan en un menú. Así es como se han entrelazado experiencias que no solo unen continentes, sino intercalan miradas, reavivan esperanzas.
Se ha creado un álbum de cantares y pregones que habla de salsa y santos, de cine y de realismo mágico, de íconos de la cocina y de aquella de la abuela, de mestizaje y tradiciones ancestrales. Ernesto Vera, paraguayo, de Tekoha Yápy (territorio del manantial, en guaraní), salió decidido a buscar yerba mate por amor para Victoria, su esposa, y cambió su vida. La de ambos. Javier Wong, peruano e ícono de la cocina, cierra sus puertas en Lima después de más de 50 años de trabajo y deja una estela de recuerdos salteados e inmortales tiraditos. La pena nos la alivia un poco, como siempre, un cebiche. En el barrio de Palermo, en Buenos Aires, un santo negro siciliano hijo de esclavos es el patrón de sus fogones y sus calles, las mismas de Borges: el fervor es profundo, la ausencia cotidiana de su imagen, ensordecedora. Y más allá, en Antioquia, Turquía, el Café Affan sobrevive luego de un terremoto demoledor; se levantan las voces por el pulpo de Galicia; se visibilizan problemas de salud relacionados con el comer; se analiza el trabajo del crítico. Y entonces se va tejiendo la magia, trueques que tienen como protagonistas a carritos de la compra, chinos (tusanes) amazónicos y visitas a Sucre (Colombia), la de García Márquez. Y entonces entendemos que es en ese “ir y venir de carajo” que vamos a seguir toda la vida: en la escritura, en la supervivencia. “Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches: toda la vida”, dijo. Él por sus amores, nosotros por el oficio.
Pueden conseguir ambas ediciones en librerías de España, pero también en Amazon España y Amazon Internacional, también en versión Kindle. Al menos mientras llegue por estos mares.
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