UNA CENA POR EL FUTURO DE LA NIÑEZ CUSQUEÑA
El chef Diego Muñoz ha reunido un equipo para servir una mesa solidaria en Hotel B, que traslade al comensal a Cusco, por los 25 años de la Fundación Sol y Luna.
El chef Diego Muñoz ha reunido un equipo para servir una mesa solidaria en Hotel B, que traslade al comensal a Cusco, por los 25 años de la Fundación Sol y Luna.
Escribe Catherine Contreras (@catscr1969) / Fotos Jose Alcántara (IG @josealcantata)
La Fundación Sol y Luna cumple 25 años de trabajo silencioso compartiendo amor y educación con niños y niñas de las comunidades rurales de Cusco. Para irradiar sus acciones a más corazones solidarios, alista una cena este 30 de mayo en el Hotel B de Barranco. Aquí la historia.
A fines de 1999 confesó en un reportaje que su sueño era vivir en Urubamba. Diego Muñoz tenía 21 años y hablaba con la revista Cosas desde París, donde estudiaba gastronomía, como otros peruanos protagonistas de aquella nota (Marilú Madueño, Iván ‘Pichón’ Kisic, Rodrigo Conroy). Sentada en una peluquería, Petit Miribel leyó aquel artículo que la conectó con ese joven cocinero en formación. Lo llamó, lo invitó a Cusco para que conozca su proyecto, un hotel llamado Sol y Luna donde podría iniciar su andar culinario; la fundación del mismo nombre ya empezaba a andar. El encuentro en el Valle Sagrado se dio pero el trabajo conjunto no se concretó: Diego viajó a Australia.
Más de dos décadas después, pasada la pandemia, en el restaurante Popular del Public Hotel de Nueva York, ocurrió lo inesperado: Petit Miribel celebraba su cumpleaños cenando en el espacio que Diego Muñoz dirige desde el 2018. En ese reencuentro casual actualizaron contactos y retomaron la propuesta para involucrar al ahora exitoso chef en el hotel Sol y Luna. Esta recién se pudo concretar a inicios de este 2024 vía Tres Tigres Projects, que planea una transformación paulatina de la propuesta gastronómica del hotel, la misma que estará terminada y será lanzada a inicios del 2025. Pero antes, un abrebocas: la Fundación Sol y Luna cumple 25 años y los celebra presentándose oficialmente en Lima. Lo hará con un cóctel y una cena benéfica liderada por el chef Diego Muñoz, se realizará en el Hotel B de Barranco, el 30 de mayo próximo. Ahora, enfoquemos la atención en los protagonistas: los niños de comunidades rurales cusqueñas.
Al principio de todo, se creó la Fundación. A Marie Hélene Miribel le dicen Petit. Es francesa y llegó al valle del Urubamba en la década de 1990. Luego de elegir vivir allí, ella y su esposo Franz empezaron a visitar comunidades y realizar acciones en las escuelas, sorprendidos del nivel de pobreza y la falta de oportunidades para los niños cusqueños. Así nació la Fundación Sol y Luna, a fines de 1990, como raíz y tronco del que han nacido cuatro proyectos principales.
El colegio intercultural Sol y Luna abrió sus puertas en 2009. Es una escuela donde anualmente estudian más de 160 alumnos de entre tres y 17 años; muchos de ellos están ahí con beca completa o parcial porque provienen de familias en extrema pobreza, o que afrontan problemas de abandono o violencia en sus hogares. “Para mí todos los niños tienen derecho a la mejor oportunidad posible y a estudiar en la misma escuela”, dice Petit, quien se enfrentó a los prejuicios de su entorno, “al racismo omnipresente en la cultura peruana”, y no dudó en educar a sus dos hijos en este colegio, junto a los demás niños cusqueños.
Luego se fundó Paqari, en 2015. Es un centro para niños con habilidades especiales desde una mirada inclusiva. Sus 21 alumnos reciben educación, terapia, apoyo psicológico y rehabilitación según sus necesidades. Tres años más tarde se creó el Hogar Sol y Luna, albergue que acoge a 19 niños víctimas de abuso o abandono, con el objetivo de que atender sus necesidades y vuelvan a sentir confianza en un entorno familiar.
Y finalmente está el programa Roots & Wings, enfocado en apoyar a los exalumnos en sus estudios superiores o en lo que deseen desempeñarse, y lo hacen cubriendo su costo de vida, además de brindarles apoyo emocional. “Tengo grandes esperanzas en que ellos y ellas logren grandes cosas y tengan un impacto muy fuerte en su propio país, pueblo o comunidad. Porque son quienes han tenido estas oportunidades diferentes”, dice la gran Petit. Su trabajo ha sido tan discreto como fundamental porque la Fundación Sol y Luna, a lo largo de sus 25 años, ha transformado las vidas de muchos niños y niñas, incluso familias, en las comunidades rurales del Cusco. Nery Olivera Yupanqui es una de sus egresadas, que ya cursa el tercer año de Derecho en la Universidad Católica del Perú. Petit la llama “mi futura alcaldesa de Urubamba”. Y grande será, sin duda.
La cena de la Fundación Sol y Luna se enmarca en un hecho importante: por primera vez, este año se celebrará el Día Internacional de la Papa, y tan importante acontecimiento se verá reflejado en la experiencia gastronómica que brindará el equipo, en el que colaboran el bartender Luis ‘Chino’ Flores en coctelería; Carlos Franco dirigiendo el servicio; La Gastrónoma pondrá los vinos; Diego Muñoz y Franco Hurtado y su equipo de Hotel B estarán en cocina. “Básicamente estamos tratando de representar los sabores y productos de Cusco en esta cena, sobre todo en esta época del año que es tan linda para la papa aquí en Urubamba”, adelanta Muñoz, quien comparte con los lectores de El Trinche el menú y maridaje que se servirá ese 30 de mayo.
Cuando empezaron todo, hace 25 años, Petit y Franz decidieron ‘hacer’ más que ‘hablar’. “Cuando estemos en confianza, comunicaremos”, se dijeron. Hoy ha llegado ese momento, y aunque esta cena difícilmente le reportará fondos a la Fundación, sí están seguros de que lograrán sembrar una semilla de solidaridad y apoyo en el corazón de los asistentes. “Sí tengo sueños”, nos dice Petit cuando le preguntamos cómo mira el futuro. Ella lo hace a través de los ojos de sus niños: “Quisiera que sean líderes en sus propias comunidades, que vayan transmitiendo todo lo que ellos han podido aprender y utilizarlo en beneficio de las comunidades y su desarrollo”.
En cuanto a los requerimientos de la Fundación, su fundadora confiesa que necesitan comprar un terreno, construir una nueva escuela y un hogar. “La labor que hacemos ha crecido más allá de las estructuras que tenemos y necesitamos fortalecerlas. En Paqari necesitamos salas de tratamiento, de terapia física. Tenemos un departamento de psicología muy grande porque trabajamos con niños que han sufrido muchísimo; tenemos un team de psicólogos muy importante pero no tenemos el espacio adecuado”, señala.
Son necesidades importantes, y para satisfacerlas no existe apoyo que sea pequeño. ¿Cómo ayudar? Además de apoyar con la cena, la Fundación tiene un programa de donaciones, de inscripciones para apadrinar a un niño o niña, también para trabajar como voluntario. “No hay que tener grandes pretensiones o esperar a poder hacer más para actuar, porque eso acaba en nunca hacer”, finaliza Petit. Toda ayuda es bienvenida.
La cena a beneficio de la Fundación Sol y Luna se realizará en el Hotel B, en jirón Sáenz Peña 204, Barranco, el 30 de mayo desde las 19:00 horas (habrá un coctel previo a la cena, que inicia a las 20:00 horas). Donación: US$ 250. Informes: daisy@asociacionsolyluna.com
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