EN PUNTA HERMOSA: CAÑETE SABE A MAR
Cañete está ubicado en el boulevard de Punta Hermosa, un espacio que con la pandemia sufrió un cambio, pienso que para mejor.
Cañete está ubicado en el boulevard de Punta Hermosa, un espacio que con la pandemia sufrió un cambio, pienso que para mejor.
Escribe Elías Valdez (IG @elias.acomer)
Cañete, en el balneario de Punta Hermosa, se abrió paso como la primera ostrería bar del país, donde se puede disfrutar de producto marino, fresco y de estación; beber bien con una carta de vinos y cócteles que no tiene nada que envidiar al círculo capitalino limeño; y disfrutar de una atención excelente. Cañete sabe a mar y es mi lugar favorito en esta temporada de verano.
Llegamos un día de semana. Somos una familia de cinco personas. Tras un viaje desde Lima hacia el sur de hora y media, ya instalados en lo que iba a ser nuestra casa por unas breves vacaciones, decidimos ir a Cañete. Había escuchado de este espacio en 2022: “la primera Ostrería Bar del Perú”, me dijeron en aquel entonces. Siendo las cinco de la tarde, un momento antes del sunset, nos embarcamos rumbo a mi momento feliz: comer y beber bien.
Cañete está ubicado en el boulevard de Punta Hermosa, un espacio que con la pandemia sufrió un cambio, pienso que para mejor. Las calles se llenaron de veredas anchas y terrazas abiertas. Una buena decisión que permite a cada espacio tener personalidad propia. Exactamente hace esquina con Islas Ballestas, con su terraza azul profundo, mesas y sillas de madera y dos mostradores grandes, uno de espumantes, cava, burbujas y ostras del día; y otro con una selección de los vinos bien curada.
Nos sentamos en una mesa grande. Fuimos con nuestra bebé, una niña que, como todos, cuando tiene hambre lo expresa. Lo único que la diferencia de los adultos es que nosotros guardamos las composturas en la mesa, una bebé no. Muy atentos, priorizaron su atención y comodidad con una porción de papas y crayolas para pintar. Fue así cuando comenzó el atardecer del día, sentados en esta terraza con un mural de vida marina, un cerro que alude a Cañete y los frutos de mar que te adelantan los sabores que ofrecen: de ostras, langostinos, conchas de abanico.
Iniciamos con un Festival Cañete, una torre de dos pisos que incluye uñas de cangrejo cocidas, ostras, almejas y conchas de abanico frescas; además langostinos cocidos enteros con cabeza, que es un indicador de frescura. Para acompañar, Tabasco, chalaquita, yuzu y limón fresco. Este primer acercamiento al producto fresco es lo importante y explica la labor de Olga León y su esposo Humberto Córdova, los dueños, con experiencia en pesca y acuicultura. Ellos montaron un proyecto piloto de criadero de ostras y el principal protagonista del restaurante son sus productos.
El siguiente plato es un clásico limeño: pulpo al olivo, cocido a la perfección, cortado en láminas en diagonal. Se podían apreciar las ventosas y la técnica que le dieron al momento de la cocción. Me gustó ver el pulpo y que no tenga el emplatado clásico cubierto de salsa y acompañado de galletas. En este caso, se acompaña con palta fuerte, toques de culantro y ají limo, y focaccia tostada y en láminas, un poco adictivas (si van, pidan dos porciones de una sola vez). Para los dos primeros platos nos fue bien un vino Riesling alemán Haus Klosterberg de Markus Molitor, presentación de botella de un litro que, a temperatura ideal, aguantó el sabor intenso de la receta y no sucumbió frente a la ostra con limón. Tiene notas a melocotón, flores y pomelo; es cremoso, sabroso, con una acidez noble y ahumado ligero. Comida bebida en armonía completa.
Pasamos a los fondos: langostinos al ajillo y mejillones. Ambos platos servidos en sartén de hierro fundido con harto caldo y pan tostado para acompañar. Sabrosos, jugosos. «Nos tomamos un pequeño break para probar la carta de cócteles de Cañete, que este año presenta cócteles de Luis Flores –cuentan Olga y Humberto–, como el Fish Margarita, donde el agave es el principal actor (Aqará de Perú) y lleva también tequila y mezcal. Se elabora con el método fat washing (técnica que permite infusionar grasa en cualquier bebida espirituosa) y se infusionan esqueletos de pescados junto con la grasa residual, todo seco al horno, se añade y luego se limpia mediante el filtrado. En boca es un una clásico margarita, pero con un aroma y un ligero punto de mar. La Piña Clarita clarificada tiene como base un mix de rones, Zacapa 23 y Sechura Rum, jugo de piña, coco, vermú blanco todo tratado en un fat washing con mantequilla quemada y servido con hielo en un vaso long drink. El clásico Capitán está hecho con pisco Retamas de uva Quebranta originario de Azpitia, vermú Mancino Rosso y Noilly Prat. Buena temperatura y muy bien refrescado. Café Tacuba es una mezcla entre carajillo y espresso Martini, que lleva vodka 14 Inkas, Mancino Rosso, Licor 43, limón amarillo, cold brew Ratio de Bisetti, y un toque de bitters”. En la barra están normalmente Miguel Ángel Huancahuari, José Luis Siancas y Emerson Ray Balvin Osorio; de jueves a domingo, se suma el Chino Flores.
El final fue un tiramisú, de los que hace Enzo Vitale, muy casero y nada empalagoso. Cañete es un espacio con un aforo para 85 personas y donde la cocina es operada hoy por Jhonatan Ojanama, Saul Llacza y Óscar Huaman y siete cocineros. El servicio y hospitalidad, a cargo de Álvaro Núñez y Luis Malca, hizo que este restaurante sea mi favorito de esta temporada. Hasta el momento, porque aún no acaba el verano.
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