3 CLÁSICOS EN NUEVA YORK
Los cambios en Nueva York son violentos y constantes. Felizmente hay algunos “huecos tradicionales” que se quieren para toda la vida.
Los cambios en Nueva York son violentos y constantes. Felizmente hay algunos “huecos tradicionales” que se quieren para toda la vida.
Escribe Paola Miglio (@paolamiglio)
Los cambios en Nueva York son violentos y constantes. Una ciudad con tanto movimiento demanda establecimientos nuevos. Felizmente hay algunos “huecos tradicionales” que los neoyorquinos veneran y quieren para toda la vida.
Los desayunos en Balthazar
Una brasería típica francesas amada por los locales que queda en el 80 de la Spring St., en Soho. Es tan querida que verán colas en el desayuno, almuerzo y cena. Nosotros llegamos tipo 10 de la mañana un sábado y pudimos acomodarnos en las últimas mesas libres. Acá el café y la canasta de panes, si van a desayunar, son necesarias: viene croissant, panes con trozos de chocolate, nueces, avellanas, brioche y un rollo de canela bañado en caramelo de mantequilla y avellanas que es para morir de lo rico. Real. Además hay los clásicos huevos revueltos de espárragos y champiñones con hojaldre, tostadas francesas con miel y tocino y omelettes. Ojo que las porciones son grandes, una canasta de panes da para compartir entre cuatro. Para el almuerzo y la cena, las recetas son bastante tradicionales: hay pato, sopa de cebollas, short ribs, escargots, risotto de azafrán, e incluso cebiche. Los domingos hay brunch. No es barato, pero vale la pena la experiencia.
El pastrami de Katz´s Delicatessen
Esta es toda una institución en Nueva York (desde principios de 1900), y desde que uno entra y le entregan rigurosamente un ticket que no puede perder porque tiene que entregar a la salida, aunque no consuma, ya se pueden ver las paredes llenas de las fotos de los dueños con los famosos que han pasado por ahí. Lo más simpático es que los nietos del fundador se pasean por todo el inmenso salón preguntando a los comensales de dónde son, si es la primera vez que vienen y qué tal la están pasando. En Katz´s se comen sánguches de pastrami, de un pastrami elaborado en casa bajo la tradición de Europa del este. Hay para acompañar encurtidos gigantes hechos en casa y papas fritas. Además, la carta incluye otras delicatesen como papas latkes y blintzes (queso con fruta), sánguches de pavo y ensaladas. La sopa de pollo es reponedora para un día frío y para amenizar la conversa está el New York egg cream: una suerte de soda blanca animada con leche y fudge de la casa. No podrán parar de beberla. Queda en 205 E Houston St. Y los precios zona adecuados para las porciones que sirven.
Los cannoli de Ferrara
Ubicada en el barrio Little Italy, esta es una de las más famosas pastelerías y cafeterías del barrio (194 Grand St.). Algunos dicen que es un “atrapa turistas”, pero el café y los cannoli son buenos así que no importa. El ambiente es agradable y también venden helados (los gringos ahora les llaman también gelatos, como en italiano), antipastos, y rimbombantes pasteles de frutas. Claro, sus cannoli siempre serán las estrellas, y están rankeados como unos de los mejores. Damos fe. Los hay bañados en chocolate y también con la crema de relleno con chispas de chocolate. Además, si les encantaron, venden los cucuruchos en paquetes para llevar (como los conos de helado) y la crema congelada en bolsas herméticas. Así que se los pueden preparar en casa o ir comiendo por docenas durante su estancia en la ciudad. Precios razonables.
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