Antaño Taberna tiene una carta breve con un puñado de platos emblemáticos de la cocina criolla. Herold sabe lo que es hacer una cocina con identidad y generosidad.
Escribe María Elena Cornejo (@cucharonviajero)
El chef Heine Herold apuesta por una carta pequeña donde rescata los sabores criollos de toda la vida. Esos auténticos caseros y de celebración, los que recordamos, los que amamos tanto. Su delivery nos llena de color y sazón.
Quienes me conocen, saben que la puntualidad es una de mis manías insuperables y la carencia de aquella, causante de innumerables desencuentros. Por eso, cuando el timbre de mi casa sonó a la hora señalada sentí que algo bueno pasaría.
No me equivoqué. La moto con el pedido a Antaño Taberna estaba ahí. El joven motociclista con la botellita de alcohol en ristre depositó las bolsas en el banquito puesto en el piso a más de dos metros de distancia. A partir de ahí, todo fue felicidad. Las pegatinas de las bolsas cumplían el doble papel de cerrar el envase y enviar mensajes afectuosos. La comida aún caliente evitó prender las hornillas y entregarse de lleno al disfrute.
Antaño Taberna tiene una carta breve, brevísima con un puñado de platos emblemáticos de la cocina criolla, servidos con generosidad. Heine Herold sabe lo que es hacer una cocina con identidad. El cremoso pastel de choclo relleno de estofado de osobuco viene con un vasito de los jugos reducidos para bañar a voluntad. De fondos pedí un estupendo seco de asado de tira servido sobre un guiso de frejoles y acompañado de arroz blanco. En vasito aparte, el ají molido y una salsa criolla que mantuvo invicta su crocantez. El otro fondo fue la bondiola en adobo de chicha con pallares iqueños y arroz. Quedó para la noche. Para el próximo pedido están pendientes los tallarines verdes con bistec de cuadril, el lomo saltado y el tallarín con chicharrón de pollo.
Aprovechen vecinos surcanos, que Antaño Taberna está en el barrio. Les encantará. Ojo con los packs que vienen ya armados para dos o más personas e incluyen bebidas, por si no quieren darse el trabajo de pensar. Y también hay una pequeña despensa con propuestas envasadas al vacío por explorar: seco de asado de tura, adobo de bondiola, pesto criollo, ají de antaño, entre otros.
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