¿QUÉ SUCEDE CUANDO LAS PRODUCTORAS PERUANAS DE CAFÉ SE AGRUPAN?
Mujeres y café: en Perú, un poco más de 223 mil familias viven del cultivo del café. Cada vez, más mujeres se involucran en este cultivo.
Mujeres y café: en Perú, un poco más de 223 mil familias viven del cultivo del café. Cada vez, más mujeres se involucran en este cultivo.
Escribe Vanessa Rolfini (@rutasgolosas)
En Perú, un poco más de 223 mil familias viven del cultivo del café, de las cuales el 95% tiene un área de cultivo que apenas sobrepasa las 5 hectáreas. De todo ese universo de productores, solo el 30% está organizado en cooperativas o asociaciones, según la información publicada en la página del Ministerio de Agricultura y Riego, Minagri. Si bien no hay datos exactos sobre cuántas mujeres están involucradas, se torna indudable que su papel en la cadena de producción es fundamental. Pero, ¿qué sucede cuando las mujeres productoras de café en Perú toman literalmente la taza por el asa y deciden agruparse?
En el distrito chanchamaíno de Pichanaki, la productora Ana María Rodríguez está al frente de la Cooperativa Agraria de Mujeres Productoras de Café (CAMPC), formada hace seis años y actualmente integrada por 50 socias. Ana es docente, cultiva a 850 msnm, sus hijos ya son adolescentes y heredó la tierra de su mamá. Se trata de una de las fundadoras de la organización, y al igual que muchas socias, es la cabeza de su hogar. Narra que todo comenzó motivado por dos situaciones, darle ocupación y un medio de vida a sus vecinas, que no lograban insertarse en el mercado laboral, pero que tenían cafetos de los que obtenían lo básico y como no producían grandes cantidades, terminaban vendiendo los granos a compradores en la puerta de la chacra a precios muy bajos.
Ciertamente, la falta de organización es uno de los principales problemas de los productores peruanos, sin distinción de género: solo el 30% forma parte de una cooperativa o asociación, trayendo como consecuencia grandes índices de informalidad y precios bajos para los productores, en un ciclo donde se imposibilita mejorar las condiciones de vida.
Durante la III Feria Internacional de Cafés Especiales Peruanos (FICAFÉ), recientemente llevada a cabo en Chanchamayo a finales de setiembre, se constató el crecimiento que ha tenido el mercado del café peruano, a pesar de los bajos precios internacionales. Según datos arrojados por la organización, solo en las ruedas de negocios se cerraron tratos por un monto superior a los S/ 5 millones. Números alentadores para quién desea mejorar la calidad de vida de su familia y encuentra en el trabajo conjunto una manera de llegar a acuerdos importantes con los comerciantes del café.
SOLIDARIDAD FEMENINA
La productora Ana María Rodríguez y sus vecinas formaron en 2012, la CAMPC y, actualmente, son una organización sostenible que ofrece café en pergamino, granos tostados y molidos, además de asesoramiento técnico. María Victoria Mayorca, una de las también socias, cultiva sobre los 1300 msnm, dice que han logrado que muchas mujeres se animen a tomar el café como principal medio de vida y que entiendan que al unirse con otras pueden lograr mejores resultados económicos. Dice que ha sido un proceso lento, porque el trabajo con el café hay que compartirlo con el resto de las labores del hogar.
En FICAFÉ también participó el Comité de Agricultoras del Anexo San Juan de Perené, ubicado en la región de Chanchamayo, es una organización constituida hace un año y compuesta por 27 mujeres productoras que cultivan cafés tipo caturra, catuai y catimor a una altura de 1400 msnm. Al frente están Nélida Iñigos y Marisol Puma, quienes desde un primer momento han visto las ventajas de la asociatividad, al punto que ya lograron apoyo para la compra de abono por parte del departamento de Junín. Afirman que en la asociación se apoyan entre ellas porque entienden que pasan por las mismas situaciones familiares, desde la crianza de los hijos, situaciones de pareja, hasta el exigir calidad en la siembra y tratamiento de los granos para aspirar mejores precios. Nélida lo resume diciendo “las mujeres somo más detallistas, nos gusta que nuestro café esté cuidado y limpio”, mientras exhibe con orgullo una muestra de café en pergamino, perfectamente seleccionado, de granos de similar y buen tamaño.
Si bien, el papel femenino en las organizaciones de productores de café es clave, muy lentamente, va creciendo la presencia de mujeres al frente, que más a allá de ser un poderoso argumento de mercadeo, es un medio de transformación social.
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