II EDICIÓN DEL CONCURSO DE CHOCOLATE PERUANO: LOS GANADORES
Este año se celebró el II Concurso Nacional de Chocolate Peruano y fueron más chocolateros y más calidad.
Este año se celebró el II Concurso Nacional de Chocolate Peruano y fueron más chocolateros y más calidad.
Escribe Melina Bertocchi (Twitter e Instagram @melbertocchi)
Los resultados siguen sorprendiendo. Este año se celebró el II Concurso Nacional de Chocolate Peruano y fueron más chocolateros, más tabletas, más calidad, más premios. Aquí les traemos el resumen.
Son sietes años celebrando el Salón del Chocolate en Lima, pero apenas el segundo en que nos convertimos en la capital chocolatera de la región durante una semana. Del 7 al 10 de julio, el equipo del International Chocolate Awards, con apoyo de organismos como APPCACAO (Asociación Peruana de Productores de Cacao) y entidades oficiales como el Ministerio de Agricultura y Riego, USAID y Technoserve, pusieron lo mejor de sus sentidos, conocimiento y experiencia, para catar y puntuar decenas de muestras de tabletas de las diferentes regiones productoras. Según Maricel Presilla, co-fundadora del reputado concurso internacional junto a Martin Christi, el potencial de Perú como país productor y exportador, recién comienza a explorarse. “Somos testigos de importantes cambios cualitativos en el Perú. Piura, Tumbes, Pucacaca y Saposoa en San Martín continúan haciendo historia, pero la del grano chuncho cusqueño y el cacao del VRAE en Ayacucho, comienzan a mostrar su promesa”, asegura.
De hecho, uno de los grandes ganadores de esta edición fue la tableta de chocolate oscuro de origen chuncho de Cacaosuyo, que recibió medalla de oro junto con la tableta de Shatell al 70% de origen Ayacucho. Ambos chocolates que sorprenden por su intensidad, y en el caso del chuncho, mucha persistencia y notas de especias. La gente de Amaz conquistó medalla de plata por su tableta al 70% del Amazonas, y plata también obtuvo Cacaosuyo con dos barras más de origen; Piura Select y Lakuna; así como Maraná con su Cusco al 70% y Lisi Montoya de Shatell, recibió dos platas con Tumbes y Cedropampa al 70%.
Una categoría intensa es la de las barras de origen con alto porcentaje – 85% -. Aquí se llevo oro la gente de Cocama, una empresa relativamente joven que ha hecho importantes avances. Resaltaron con su barra de Junín, mientras que Shatell repitió plata por un chocolate al 100% de Tumbes. Entre los catadores que participaron durante el concurso, hubo presencia de Europa, Asia y América Latina. Uno de los chocolateros y reposteros más famosos actualmente, Susumu Koyana de Japón, resaltó las bondades de nuestro cacao y cómo lo expresa en sus bombones. “Trabajo con cacao de Piura y San Martín, y para mí cada zona tiene su propio color, sus aromas. Eso lo expreso en los colores y aromas de mis bombones”, contó. Además, Susumu visitó luego la región de San Martín en busca de algún cacao que lo seduzca para aumentar su línea de productos. Un interesante consejo que dejó es que los jóvenes bomboneros deben ser más audaces y actuvos en sus colecciónes, cambiar, variar, presentar novedades todo el tiempo.
Los premios para las barras de chocolate con leche – difícil categoría – fueron para la joven compañía Elizza, de Hilda García Marichi, con medalla de oro; plata para Cacaosuyo con su Piura Milk y dos bronces; para Cocama y La Ibérica. Algunas de las categorías más premiadas fueron las de barras con infusiones o inclusiones. Aquí hubo muchas platas y bronces, pero solo un oro, para la gente de Chócatela, una de las novedades de la feria. Resaltaron con su tableta de chocolate oscuro con nibs de cacao. Luego hubo platas para Amaz con su chocolate con quinua, Bakáu con su barra 3 quinuas, Cacaosuyo y su Piura nibs, Dreams of Eva con su cedroncillo-manzana, Elizza con su chocolate de ají charapita y limo, la gente de Makao de San Martín con su chocolate de aguaymanto, y otras tantas medallas de bronce para Makao, Cacaosuyo y la gente de Q’uma –quienes estrenaron colección durante la primera edición- por su barra con sal de Naras y aguaymanto.
En la categoría de infusiones o polvos hubo solo un bronce para la gente de Magia Piura con su tableta al 49% con lúcuma. Este excelente proyecto del chocolatero Iván Murrugarra viene desarrollándose hace poco más de un año, con foco en la zona de Piura y sus diferentes perfiles de cacao. Consiguieron dos bronces más con su chocolate al 49% con nibs y su barra al 72% con mango ciruelo, que promete y es una de las más singulares que hemos probado.
El quinua crunch de Cacaosuyo recibió plata, así como Elizza y su chocolate con café. Los ganaches, pralinés y trufas tuvieron buena presencia con la gente de Dreams of Eva, quienes conquistaron tres oros. Uno por su ganache origen Cajamarca, otro por su ganache origen Amazonas y otro por su ganache origen Piura. Mientras que La Iberica obtuvo dos platas. Después hubo caramelos, frutas cubiertas, cremas para untar y bebidas. Este año sorprendió el aumento en el número de muestras, la cantidad de marcas nuevas y, sobre todo, el entusiasmo frente a nuestro cacao y su potencial.
Hace dos años, junto con el equipo de El Trinche, USAID, Technoserve, y algunos invitados internacionales – chocolateros, catadores – tuvimos la oportunidad de viajar a San Martín y recorrer las plantaciones, conocer el campo y sus guardianes. Cuando se llega hasta ahí es cuando se entiende la esencia del chocolate. Al igual que con el vino, es el suelo, el clima, el cuidado que se le da a la planta, al momento de fermentar, secar y tostar, lo que hace la gran diferencia. Uno no va sin el otro.
Este año, los ganadores los anunciaron bajo un árbol de cacao en San Martín, rodeados de esa variedad multicolor y multisápida que conforma el mapa del cacao peruano. Y aunque aún falta bastante por explorar y mejorar – como temas de cultivo, detalles al momento del tostado para no comprometer los aromas, entre otras cosas – ya Perú no es una promesa en cuanto a chocolate. Es una realidad y una muy especial.
La carta consta de 10 cócteles inspirados en la ciudad de Lima, ocho de ellos con alcohol. Para acompañar, buena comida y menú reducido pero contundente.
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