
PALÁCIO TANGARÁ: UN OASIS DE LUJO Y NATURALEZA EN SÃO PAULO
En el corazón de São Paulo, una ciudad activa y bulliciosa, se esconde este palacio, un refugio natural de paz y comfort.
En el corazón de São Paulo, una ciudad activa y bulliciosa, se esconde este palacio, un refugio natural de paz y comfort.
Escribe Daniel Quintero (IG @danielquintero)
En uno de los últimos remanentes de bosque atlántico, ubicado en la zona metropolitana de São Paulo, se encuentra el Palácio Tangará, un hotel que combina un diseño arquitectónico inspirado en un palacio parisino del siglo XVIII con elementos brasileños.
Desde el momento en que cruzamos las puertas, la luz natural invade cada espacio. Las ventanas y puertas francesas de piso a techo recuerdan a un palacio europeo y, por donde se mire, hay una espectacular vista al parque Burle Marx, un espacio público de aproximadamente 15 hectáreas al oeste de la ciudad, en el barrio de Panamby.
Todo el espacio se comenzó a construir en la década de 1940, cuando el empresario ítalo-brasileño Francisco Matarazzo “Baby” Pignatari compró la Chácara Tangará para levantar su mansión y vivir con su esposa Nelita Alves Lima. Contrató al paisajista Burle Marx para que se dedicara a los jardines y al arquitecto Oscar Niemayer para diseñar la casa en un espacio de más de 8.000 m2. Antes que se terminara la construcción, Baby se involucró con la princesa italiana Ira von Fürstenberg, decidiendo romper su matrimonio con Nelita, hecho que provocó la interrupción de las obras por tiempo indefinido y todo el espacio quedó abandonado por décadas, convirtiéndose eventualmente en un parque municipal.
En 2017, la residencia que inició Niemeyer, aún incompleta y en avanzado estado de degradación, fue demolida, dando paso a un complejo hotelero neoclásico, hoy conocido como Hotel Palácio Tangará, del grupo hotelero Oetker Collection. La decoración combina sofisticación contemporánea con materiales y texturas locales. Sillas y sofás tapizados con fibras naturales del bosque, mesas de maderas nativas y plantas tropicales adornan los espacios comunes. Incluso los suelos de parquet en espiga están hechos de madera local, la sucupira.
El arte es parte importante de los espacios del hotel. En el lobby la mirada se topa con una instalación de papel metálico dorado, Papeis Avulses, de la artista Laura Vinci, una obra que hace referencia a la fiebre del oro de Brasil y además, en rincones del hotel pueden disfrutar de obras de artistas locales.
Las habitaciones del Palácio Tangará reflejan el estilo de lujo característico del grupo Oetker Collection. Todas cuentan con balcones privados que ofrecen vistas al parque, y las ubicadas en los pisos superiores incluyen panorámicas del horizonte de São Paulo.
Con suaves y cómodas camas, que hasta provoca saltar sobre ellas, las habitaciones tienen también una mesa de comedor para, al menos, dos personas y un gran escritorio por si hay que trabajar. El balcón es de tamaño suficiente como para cenar al aire libre en privado. Los baños son generosamente amplios, hechos de mármol brasileño, con lavamanos dobles, duchas de vidrio separadas, bañeras profundas y sistemas de sonido, todo aislado del resto de la habitación por un amplio vestier.
El entorno natural del parque Burle Marx es perfecto para desconectarse del ritmo frenético de la ciudad. Aunque el parque no cuenta con áreas recreativas tradicionales como pistas de bicicleta o canchas deportivas, ofrece senderos ideales para caminatas entre flores exóticas y aves coloridas.
La propuesta gastronómica del hotel está liderada por el renombrado chef Jean-Georges Vongerichten y bajo la dirección de los chefs Filipe Rizzato y Neusi Machado. En Tangará Jean-Georges (reconocido con una estrella Michelin en 2023 y 2024) hay un menú degustación de seis tiempos que incluye opciones tradicionales, además de una versión vegetariana. Platos como el pulpo a la parrilla, el agus en costra de pimienta o el carré de cordero con brócoli brillan en el menú clásico, y en el vegetariano hay un risotto de cebada con crème fraîche ahumada, setas y avellanas del que no queda nada en el plato.
El Pateo do Palácio es un restaurante más casual con mesas interiores y exteriores, música en vivo y todo abrazado por el jardín. La carta del chef Filipe Macambyra presenta un menú con inspiraciones mediterráneas: hay papas trufadas y pasteles con trufa y queso fontina para compartir, además de clásicos como carpaccios, burratas, pizzas, hamburguesas y pastas. Todas las opciones gastronómicas tienen un un enfoque en sostenibilidad usando 95% de productos locales.
Pool Bar, el bar de la piscina, es exclusivo para huéspedes y tienen un menú que ofrece una amplia variedad de vinos, jugos de frutas frescas, cócteles creativos y deliciosas comidas al aire libre durante el día;los fines de semana tienen especiales como BBQ. Además tienen el Burle Bar, cerca del lobby, con cócteles clásicos y de autor. Allí pueden encontrar a un músico tocando bossa nova en el piano de cola o a un violinista ofreciendo serenata a los huéspedes.
Entre los servicios que se pueden programar están las catas de vino en la bodega del hotel, donde podrán probar desde vinos brasileños hasta premier crus, o dedicar un momento al tradicional té de la tarde, servido con vistas al parque. Eso sí, cuidado con los visitantes silvestres: aves y monos hacen de la suyas libremente por los jardines.
El servicio en Palácio Tangará es inigualable. Desde el check in, concierge, servicio a la habitación o en los diferentes espacios comunes, cada interacción refleja atención al detalle y genuino interés por ofrecer una experiencia memorable.
El personal está presto a ofrecer información, compartir rutas y organizar planes para no tener que preocuparse por nada. Palácio Tangará no es un reflejo del São Paulo vibrante y urbano, y eso es lo que lo hace mágico, es un espacio que permite disfrutar de lujo y serenidad en medio de una metrópolis bulliciosa, una joya única en América Latina que bien vale disfrutar.
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