
THALÍA TALAVERA: FIRME EN LA BARRA
Hace más de 10 años rompió el molde siendo una de las pocas mujeres bartender en la escena limeña. Hoy afianza su estilo en coctelería.
Hace más de 10 años rompió el molde siendo una de las pocas mujeres bartender en la escena limeña. Hoy afianza su estilo en coctelería.
Escribe Daniel Quintero (IG @danielquintero)
La historia de Thalía Talavera es la de una mujer que decidió trazar su propio camino en el mundo de la coctelería y la gastronomía. Con la energía y determinación de sus 22 años, en 2013 fundó Síbaris junto a su esposo Francesco de Sanctis, y en diciembre último se embarcaron en el nuevo proyecto de la picantería, Alegría.
El viaje de Thalía comenzó con una visión clara: gestionar un lugar donde pudiera aplicar todo lo aprendido en Le Cordon Bleu. “Siempre me gustó estar activa y tratar con el público”, comenta. Por eso, en Síbaris, Thalía asumió el rol de gestión y atención al cliente, transformando la pequeña barra de ese restaurante en un espacio donde comenzó a crear sus propias bebidas.
“Vengo de una familia donde las mujeres tienen un papel muy marcado, y siempre eran las encargadas de preparar los tragos en las reuniones familiares”, recuerda. Su incursión en la coctelería comenzó con chilcanos, sours y cócteles sencillos, pero su curiosidad y ganas de aprender la llevaron a crecer. Con el tiempo, y de la mano de mentores como Joel Chirinos y Aaron Díaz, Thalía encontró su voz detrás de la barra.
Durante su carrera ha enfrentado desafíos, especialmente en un entorno donde ser mujer a veces conlleva prejuicios. “Hubo clientes que dudaban de mí solo por mi género o esperaban cócteles con ‘fresitas’, pero siempre les demostré que podían confiar en mi trabajo. A los clientes complicados aprendí a manejarlos, pero esos recuerdos no tienen relevancia para mí”. Hoy celebra ver más mujeres en posiciones clave en la coctelería.
A diez años de su apertura, Síbaris anunció un cambio importante: la mudanza del restaurante a otro distrito, cosa que aún no se concreta. Y aunque esta nueva etapa marca el fin de una era en Barranco, el vínculo de Thalía con el distrito permanece intacto. “Soy barranquina de toda la vida, mis hijos estudian aquí y vivimos aquí. Me gustaría que el distrito tuviera veredas más amplias, menos pistas”, comparte con pasión sobre su visión para el barrio que vio nacer su proyecto.
Hoy Thalía está enfocada en proyectos personales, como ser embajadora de marcas, su programa “Studio Bar” por A la Cocina TV, y en Alegría, la picantería piurana que Francesco acaba de abrir. Ahí diseña los cócteles, enfocada en una propuesta creativa que parte de la coctelería clásica como estructura y desde ahí reversionar con insumos norteños, además de poner en valor bebidas tradicionales de Piura. También destaca su interés por la coctelería sin alcohol, una tendencia que, para ella, va mucho más allá de simples “tragos vírgenes”. “Es brindar una experiencia tan buena como la que tiene el que consume alcohol, ya sea por decisión o necesidad. Hacer un cóctel sin alcohol requiere el mismo trabajo o incluso más, y no podemos excluir a quienes no beben”.
Cuando le pedimos que se defina como un cóctel, ella responde con picardía: “Sería uno diferente para cada ocasión: uno para la playa, otro para el invierno, uno como madre… incluso una chela”. Sin embargo, si tuviera que elegir uno solo que la represente como barwoman, describe: “Sería una copa compleja, pero equilibrada. Algo que sorprenda y que te deje queriendo más”.
Words Daniel Quintero (IG @danielquintero)
Thalía Talavera’s story is about a woman who chose to carve her path in cocktails and gastronomy. At just 22 years old, in 2013, she co-founded Síbaris with her husband, Francesco de Sanctis, and last December, they embarked on a new venture: the picantería Alegría.
Thalía’s journey began with a clear vision—to run a place where she could apply everything she had learned at Le Cordon Bleu. “I always loved being active and interacting with people,” she says. At Síbaris, she took on management and customer service roles, turning the restaurant’s small bar into a space where she began crafting her own drinks.
“I come from a family where women play a strong role and were always in charge of making drinks at family gatherings,” she recalls. Her foray into mixology started with chilcanos, sours, and simple cocktails, but her curiosity and eagerness to learn drove her growth. Over time, and with mentors like Joel Chirinos and Aaron Díaz, Thalía found her voice behind the bar.
She has faced challenges throughout her career, especially in an industry where being a woman often comes with biases. “Some customers doubted me because of my gender or expected me to make ‘fruity’ drinks, but I always proved they could trust my work. I learned how to handle difficult clients, but those memories don’t matter to me.” Today, she celebrates seeing more women in key roles in the cocktail scene.
Ten years after opening, Síbaris announced a major change: relocating the restaurant to another district—though the move has yet to happen. While this new chapter marks the end of an era in Barranco, Thalía’s connection to the district remains strong. “I’ve been a Barranco local all my life, my kids go to school here, and we live here. I’d love for the district to have wider sidewalks and fewer roads,” she says passionately about the neighborhood where her project was born.
Thalía is focused on personal projects, including working as a brand ambassador, hosting her “Studio Bar” show on A la Cocina TV, and developing the cocktail program at Alegría, the Piura-inspired picantería Francesco recently opened. Her approach blends classic mixology as a foundation with northern Peruvian ingredients while highlighting traditional beverages from Piura. She is also deeply interested in alcohol-free mixology, a trend she believes is much more than just “virgin drinks.” “It’s about offering an experience just as good as the one for those who drink alcohol, whether by choice or necessity. Making a non-alcoholic cocktail takes just as much effort—sometimes even more—and we can’t exclude those who don’t drink.”
When asked to describe herself as a cocktail, she playfully replies, “It would be different for every occasion—one for the beach, another for winter, one as a mother… even a beer.” However, if she had to choose just one representing her as a bartender, she says, “It would be a complex yet balanced drink. Something that surprises you and leaves you wanting more.”
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