¿DÓNDE NOS QUEDAMOS? UMBRAL, LA JOYA DEL CENTRO DE CIUDAD DE MÉXICO
Cómo conectar con el entorno y revalorizar un edificio histórico en pleno centro de la ciudad.
Cómo conectar con el entorno y revalorizar un edificio histórico en pleno centro de la ciudad.
Escribe Paola Miglio (IG @paola.miglio)
Llegar a Umbral es complejo, pero vale todas las penas. Complejo por estar ubicado en el centro histórico de la ciudad y toma tiempo, pero a la vez interesante por la historia que carga, la accesibilidad que proporciona y esa magia de antaño que rodea los cascos históricos de las ciudades latinoamericanas: de regreso en el tiempo, de adaptabilidad, de cuentos citadinos. Allí fuimos y nos quedamos.
Hay algo en Umbral que me hizo recordar a los cuentos de Julio Ramón Ribeyro. Ese sentimiento acogedor y de nostalgia que impregnan alguno de sus escritos. “De esto ya lo conozco”, de miles de historias de personas que pasaron (o vivieron) por ahí. Que trabajaron en pequeñas oficinas donde la luz jugaba un papel crucial, pero también esa oscuridad de misterio de centro de ciudad. Y es que Umbral fue un edificio de oficinas en 1924 y nace con la idea de restaurar y rescatar un predio patrimonial (catalogado por el INAH – Instituto Nacional de Antropología e Historia) sin alterar la armonía del entorno. La clave era entonces conservar la mayor parte de la estructura, quitar intervenciones hechas cuando sirvió de oficina y redescubrir la historia que hoy le da carácter al sitio.
Como anota el equipo de Jsa (encargados del proyecto arquitectónico), había que mantener “las baywindows, la forma de las puertas y el patrón de cancelerías, herrerías y carpinterías”. De esta manera se inserta de manera orgánica en un entorno de bullicio diario y cotidianidad sin irrumpir de manera abrupta. Crea una suerte de burbuja de descanso profundo que se potencia con el juego de luces de las ventanas y cristales, y con la antesala de las habitaciones y suites (59 en total), una suerte de recibidor casi en penumbra que amortigua y desacelera los sentidos.
Grises, tonos cálidos y el uso del blanco como foco iluminador, maderas, cuero, metales, claros y oscuros, plantas, todo se conjunga para crear un ambiente acogedor y de paz. La fachada es de estilo neoclásico y contrasta con el interior audaz que fue encargado a Nomah Estudio. Un aparte especial a la escalera: imponente, marca la entrada y da juego a imaginar todo lo que viene después. Y a la terraza espectacular con piscina y vistas panorámicas, ideal para disfrutar del atardecer sobre el skyline de la ciudad.
Umbral está ubicado a pocos pasos del Zócalo, la Catedral Metropolitana y el Palacio de Bellas Artes. Su cercanía a importantes centros culturales y comerciales lo convierte en la opción precisa para una primera visita a México, o para quienes quieren repetir la ciudad desde otro ángulo. Como bonus, parte de su propuesta gastronómica incluye una sucursal de la tienda de churros y porras con chocolate más famosa del mundo (me atrevo a asegurar): la madrileña San Ginés. Solo eso ya es motivo para volver.
¿Por qué vale la pena? Se queda tanto en el tintero, sobre todo cuando un espacio está tan rodeado de arte y comodidad. En este caso, la ubicación privilegiada y la receta perfecta para extender la visita: terraza, piscina, buena comida y hospitalidad.
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