El confinamiento llegó justo antes de que pudiese lanzarse una nueva etapa, hoy abre sus puertas, pero mantienen el delivery y lo alimenta con una tienda virtual.
Escribe @eltrinchecom
El confinamiento llegó justo antes de que pudiese lanzarse una nueva etapa de La Rosa Náutica, ese clásico limeño sobre el mar que tantos romances alimentó y vio surgir. Hoy se reinventan, abren sus puertas de nuevo, pero mantienen el delivery y lo alimentan con una tienda virtual donde se pueden conseguir desde salsas hasta helados.
Hace un par de años comenzó la renovación de La Rosa Náutica, un restaurante que data de 1983 y que ha pasado por diferentes etapas, décadas, momentos. Tocaba un rejuvenecimiento, una puesta al día de una propuesta que siempre fue romántica y acogedora, ubicada sobre el océano Pacífico, uno de los lugares más privilegiados en vista y sensaciones de Lima. “Hicimos un directorio –cuenta Fernando Puga, uno de los propietarios–, abrimos un poco el diálogo, levantamos un poco de información de la situación actual y en esa línea empezamos a generar una identidad. Se replanteó la carta, la analizamos juntos de la mano del cocinero y panadero Renato Peralta, plato por plato, la ajustamos, la hicimos muy pequeña, muy concentrada en productos de mar, con algunas opciones de tierra y una hora del té súper agradable para ese momento especial que se vive en La Rosa, cuando se oculta el sol”.
En la Rosa Náutica las claves estaban dadas: era un restaurante romántico y se armó así antes del cierre un primer menú de pareja de la mano de Fito Espinoza, la historia del enamoramiento. Con Roni Heredia se apostó por una identidad de marca más fresca y con María Noel Alimberti se trabajó el tema arquitectónico y se cambió desde el techo hasta las vajillas. La renovación andaba por buen camino, la idea era modernizar este clásico de toda la vida, tanto en estructura como en la mesa. Ya incluso se estaban preparando las terrazas con vista al mar pero, ad portas del lanzamiento, como a todo el mundo, les llegó el Covid. La Rosa Náutica no iba a quedarse de brazos cruzados y, además del delivery bastante sabroso, lanzó una plataforma de e-commerce bastante adecuada con los tiempos que corren. Ahí se ha volcado la experiencia y sabiduría de tantos años en la industria. “Decidimos envasar muchas de las salsas que nos han estado acompañando toda la vida, salsas que en verdad han estado ocultas, digamos, detrás del bullicio de los salones. La crisis no dio la oportunidad de replantearnos muchas cosas y de ver qué sale al final de esto”, anota Fernando.
Mientras todo se acomoda, ya empezaron a abrir los salones y el delivery mediante La Bodega de la Rosa continua. Ahí puden hacerse de entradas, fondos y postres muy bien gestionados y de panes y otras delicias empacadas con esmero y pulcritud. Se ha invertido tiempo y esfuerzo en los protocolos, pero tambien en que los platos lleguen a casa como recién salidos de la cocina. Su carpaccio de pulpo es delicado y su tartare de atún sabroso, aderezado con culantro y aceite de oliva; su arroz con pato es una sabrosa contundencia que se rige por los parámetros tradicionales, donde la carne se deschace y el balance de condimientos en el arroz está muy bien llevado. Además, hay una crema de tomate, pídanla, una de las más ricas que hemos probado en Lima, viene con una tostada con queso de cara para completar. Para postres, su mousse de chocolate, clásico y correcto. Pero además La bodega también ofrece helados caseros, pregunten por ellos que guardan sabores inesperados y texturas cremosas, como albahaca con limón y chocolate al 72%. Para pedir una vez y repetir.
Quedamos a la espera del proyecto Luz de Luna, un menú romántico, parecido al que se desarrolló con Fito Espinosa, pero para la casa. “Te va a llegar una canasta de picnic, vas a abrir todo el display con el mantel, todas las opciones de plato que pidas, es una entrada para compartir, dos fondos, un postre para compartir y una botella de vino y bueno mantel, velas, florero, centro de mesa, playlist, canasta de panes, toda una opción lúdica también. Basta tener una mesa donde puedas sentarte y agasajar a ese compañero o compañera que tengas en casa de la mejor manera”, puntualiza Fernando.
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