TRAGALUZ: DISFRUTAR CON LOS CINCO SENTIDOS
El restaurante Tragaluz invita a sentarse a la mesa sin prisa, la linda terraza es el escenario donde provoca permanecer horas para saborearlo todo.
El restaurante Tragaluz invita a sentarse a la mesa sin prisa, la linda terraza es el escenario donde provoca permanecer horas para saborearlo todo.
Escibe Vanessa Rolfini (@rutasgolosas)
Tres palabras para describir el restaurante Tragaluz: buena mesa, servicio y arte. Una terraza donde la prisa no encuentra silla donde sentarse, porque lo importante es el disfrute con todos los sentidos.
El restaurante Tragaluz invita a sentarse a la mesa sin prisa, la linda terraza es el escenario donde provoca permanecer horas para saborearlo todo, la calma, la vista, el arte, la buena mesa, los tragos. La primera sugerencia de esta nota es dejar la urgencia en la puerta, para saborear cada aspecto de este espacio donde Augusto Baertl, curador de las obras de arte, es uno de sus propietarios, junto al Hotel Belmond donde está ubicado.
Tragaluz tiene un estilo propio muy cuidado y pensado por el chef ejecutivo de la cadena Belmond, Hernán Castañeda, y su equipo. Este tipo de restaurantes encara retos muy claros, en primer lugar, mostrar lo mejor de la gastronomía y despensa peruana, pero con la flexibilidad suficiente para complacer el paladar de visitantes foráneos, manteniendo la forma y esencia local. Por otro lado, no parecer una rama más de comida del hotel en sí, por lo que marcar distancia no es tarea fácil: en este caso se logra acertadamente. Incluso, los brunch, se benefician de la destreza del área de pastelería y panadería, lo cual queda claro cuando llega a la mesa la cesta de panes.
La carta no es extensa y ha tenido que recortarse aún más dada la pandemia, pero intenta expresar las distintas regiones peruanas mediante platos y productos específicos. Curiosamente en algunos casos no es tan obvio, lo que le imprime un toque interesante. Las recomendaciones comienzan con el atún nikkei con nori y aceite de ajonjolí, un arranque estimulante con el pescado muy fresco y bien cortado. Le puede seguir el cebiche caliente de mero que resulta aromático, de sabor potente con una chispeante nota de ají, cuyo golpe de efecto está en las llamadas “croquetas” de choclo, aunque en realidad parecen unas ricas mini torticas. La mezcla de sabores marinos, unidos al picor y al dulce, lo convierten en un plato para pedir y acompañar con una copa de vino.
En la sección de entradas otras opciones son las ensaladas; el tabulé, ensalada libanesa que pero que en ocasión sustituye el trigo por quinua; además de los langostinos al curry rojo con piña y el carpaccio de la casa.
SEGUNDOS CONTUNDENTES
Al pisar el terreno de los segundos, la carta ofrece varias opciones que apuntan a todos los gustos. Pero quien no ha ido antes y quiere ir de cierto modo “sobre seguro”, la sartén de pato es una rica alternativa, lindamente presentada, de carne suave, arroz en su punto, con vegetales bebé, huevos de codorniz a la inglesa, acompañada de chalaquita y crema de ají amarillo. Los amantes del lomo saltado tienen una opción en tres platos que se mezclan a gusto del comensal: la carne suave y los vegetales por un lado, el arroz en otro y las papas nativas fritas aparte. Por cierto, es posible antojarse de doble ración de papas, resultan deliciosas. Finalmente, el arroz con mariscos y conchas, que pide a gritos un refrescante vino blanco. En la carta, resaltan pastas y algunas especialidades al grill como el entrecot de carne Angus y mero a la parrilla con chimichurri de ajo, hierbas y ají limo, papitas nativas y ensalada verde.
Para el cierre, la carta se amplía mucho con el trabajo de la pastelera Haydé Nieto. Entre las recomendaciones el coulant o volcán hecho con chocolate de cacao de origen amazónico y helado de leche, el suspiro de chirimoya y el crumble de manzana y arándanos acompañado de helado de la casa. En todos los casos, bien ejecutados y en raciones generosas, como para compartir. Porque hay que dejar espacio para el café, que podemos acompañar con una selección de petits fours de especialidades criollas, como alfajores y trufas de chocolate peruano.
La carta de vinos es amplia y ofrece etiquetas por copas, alternativa bienvenida para acompañar un plato específico o ir cambiando a medida que llega lo que se ha ordenado. En todos los casos, las indicaciones que ofrecen son acertadas y es notable que se han tomado el tiempo de establecer las armonías. Un aparte son los cócteles a cargo de Fiorella Larrea y André Dosantos, propios para disfrutar ese espacio tan acogedor, bien sea en la terraza o en salón, con la compañía del mural elaborado por el artista plástico Mateo Liébana. El servicio es impecable y la relación calidad/precio bastante sensata.
LOS DATOS
Belmond Miraflores Park Hotel, Los Carolinos 118, Miraflores, Lima / Reservas https://www.mesa247.pe/lima/restaurante/tragaluz
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