RESTAURANTES SOLIDARIOS CON LAS PUERTAS CERRADAS Y LOS FOGONES ENCENDIDOS
A raíz de la cuarentena lo restaurantes cerraron sus puertas, pero algunos mantuvieron encendidos los fogones para poder participar en acciones de solidaridad.
A raíz de la cuarentena lo restaurantes cerraron sus puertas, pero algunos mantuvieron encendidos los fogones para poder participar en acciones de solidaridad.
Escribe Vanessa Rolfini (@rutasgolosas) / Max Delsid
Cocinar es una acción que también implica cuidado y amor, porque saciar el hambre no es solo un asunto fisiológico. A raíz de la cuarentena lo restaurantes cerraron sus puertas, pero algunos mantuvieron encendidos los fogones para poder participar en acciones de solidaridad y atender a los sectores económica y socialmente más vulnerables. Los que reseñamos a continuación no hicieron publicidad, no nos mandaron notas de prensa, los fuimos encontrando en el camino de la pandemia de casualidad y quisimos resaltar sus historias.
La solidaridad tiene muchas caras, toma caminos inesperados, y la cocina siempre es terreno fértil para que se exprese de mil maneras. En tiempos de la pandemia ocasionada por el coronavirus, las poblaciones económica y socialmente vulnerables se han visto muy afectadas, entonces, en las cocinas se cuece un alivio para el estómago y hasta para el alma. Algunos chefs han encendido sus fogones y se han dado a la tarea de alimentarlos.
Cuando comenzó la cuarentena, al cerrar, restaurantes, cafeterías y los expendios de alimentos preparados en general, tenían en sus despensas muchos alimentos perecederos. Algunos lo repartieron entre los miembros de sus equipos y conocidos, otros hicieron menús para para apoyar a personal de seguridad pública y de salud, otros insumos fueron a parar en acciones puntuales, otras más grandes como las llevadas a cabo junto a la Beneficencia de la Municipalidad de Lima.
LA CASA DE TODOS
Para La Casa de Todos en Acho, la Municipalidad de Lima junto a la Beneficencia, pidió ayuda a un grupo de chefs para alimentar a más de 200 personas asistidas en un albergue. Una docena de cocineros asumió el reto y se ocupó de las tres comidas diarias. Uno de los acuerdos que se haría de manera anónima, una labor que cada día comienza un poco antes que salga el sol.
En un programa tan ambicioso además intervienen nutricionistas y un equipo de logística que se asegura que todo lleve a tiempo, siguiendo los protocolos de sanidad y seguridad. “Somos un grupo anónimo de ayuda, tenemos un manifiesto donde queda claro es nuestro deber, que no perseguimos ni reconocimiento, ni agradecimiento, sino que los comensales y su bienestar sean los protagonistas”, afirma uno de los cocineros integrantes del grupo, que ha pedido que no publiquemos su nombre.
“Cuidamos todos los detalles, que la comida sea sabrosa, balanceada, que llegue a la temperatura indicada. Si hay personas con requerimientos especiales de alimentación, se toma en cuenta. Al principio, muchos de los insumos eran los que habían quedado en las cavas y almacenes de los restaurantes al cerrar, después ha ido llegando donaciones, al punto, que una cadena de supermercados los proporcionó los insumos de toda una semana”, apunta el cocinero entrevistado, quien además agrega, “sentimos que trabajamos para los mejores clientes. Es nuestro deber”.
MUJERES Y POLICÍAS
Otro caso destacado es el de los restaurantes Mayta y 500 Grados, cuyos equipos cocinaron los almuerzos diarios por varias semanas para la Comisaría de San Isidro y luego a los integrantes de la emergencia de la clínica Casimiro Ulloa. “Sumamos un granito de arena con lo que pudimos, nos dimos cuenta que había una posibilidad de poder hacerlo y lo llevamos a cabo con toda la normativa de responsabilidad, de sanidad, guardando los protocolos. Lo bonito fue que hicimos unos menús y pudimos contribuir”, afirma el chef Jaime Pesaque.
En Pachacamac, el restaurante Chaxras junto a la municipalidad del distrito, encendieron fuegos y preparan comidas para los sectores vulnerables de la zona. Contabilizan alrededor de quinientos, semanales y están solicitan voluntarios que ayuden en la distribución. Por otra parte, la cocina del restaurante Maido el equipo del chef Mitsuharu Tsumura se ocupa, por varias semanas de las comidas de la Casa de la Mujer en San Juan de Lurigancho, donde diariamente asisten más de 30 mujeres y niños. El chef afirma que ponen mucho cuidado que la comida sea sabrosa y que estén contentos. En el menú han incluido, por ejemplo, arroz tapado, lasaña, seco con frijoles, lomo saltado, menestras, sanguchitos, milanesa, tortillas, jugos, tamales, entre otras delicias. “Los hacemos con alegría y cariño. Los chicos trabajan con ganas para que la comida sea perfecta, bien presentada, que se sienta que se ha hecho con amor”, afirma Tsumura.
«Yo no soy de conceptos grandes», reconoce. Picnic, su nuevo restaurante, es pequeño, íntimo, sabroso.
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