OPINIÓN: EL GRAN CACAO
Melina Bertocchi hace un recuento de lo que fue el Salón del Cacao y el Cholate de 2015 y el I Concurso Nacional de Chocolate Peruano.
Melina Bertocchi hace un recuento de lo que fue el Salón del Cacao y el Cholate de 2015 y el I Concurso Nacional de Chocolate Peruano.
Escribe Melina Bertocchi (Twitter @melbertocchi
El domingo fue el último día del Salón del Cacao y el Chocolate y también fue más concurrido del evento. Desde temprano la gente se agolpaba en los stands para probar y también para comprar. Pero lo más emocionante es que ya los expositores mostraban orgullosos los diplomas otorgados la noche del sábado, luego de la premiación del I Concurso Nacional de Chocolate Peruano.
Este año visité el Salón del Cacao y el Chocolate casi todos los días. Lo encontré mucho más organizado y alegre que otros años, con esos más de 80 stands, una demostración in situ del proceso para la obtención del chocolate desde el grano, y también un escenario para presentaciones en medio del Centro de Convenciones del María Angola, donde se realizaron los choco demos de los invitados internacionales y locales. Vi bonito el Salón, con esa alegría a veces inexplicable que otorga el chocolate, porque creo que es de las pocas cosas que tiene la particularidad de lograr que uno llegue a sentirse a veces “ebrio” sin necesidad de alcohol. Tal vez son las endorfinas que se activan al 100% con los compuestos del cacao, o simplemente un tema de “percepción”.
Hubo mucho para probar, la mayoría conocido, como las tabletas increíbles de Cacaosuyo que hacen honor a los granos blancos de Piura y ahora al Lakuna del Amazonas. También estuvo la gente de Dreams of Eva, otros ganadores a nivel internacional que cada vez sorprenden más con sus bombones elegantes y delicados. El de ganache con ají amarillo rompe los esquemas. Tampoco faltó Xocolatl de la mano de Giovanna Maggiolo, quien esta vez presentó una versión un poco diferente de sus ya clásicas galletas marianas, con rellenos delicados de limón o naranja, además de granola cubierta con chocolate oscuro o de leche.
Fue bueno ver también proyectos recientes como Q’uma, que hizo su lanzamiento oficial en el Salón y se enfocan en cacao de San Martín para lograr tabletas tanto de origen como con sal de maras, aguaymanto, nibs de cacao y más en diferentes porcentajes. Los de Amaz también estaban. Ellos trabajan con cacao de los Aguajun, pero también hacen mezclas de orígenes entre Piura, Cusco y San Martín. No faltó la gente de Elizza, con ricos chocolates de Tarapoto; ni las Mishkis, este grupo exitoso de mujeres cacaoteras de Chazuta que la rompen siempre con su pasta de majambo; esta vez trajeron la de café.
Pero mientras la gente recorría y probaba en la sala principal, en el segundo piso había unas veinte personas con fichas al frente y un plato con varios envases hondos que contenían las distintas muestras que se presentaron para el I Concurso Nacional de Chocolate Peruano. La expectativa era grande. Por primera vez, y en unión con la directiva del International Chocolate Awards, tenía lugar en un país productor un evento de este tipo, que convocaba a todos a mandar sus muestras (S/. 50 por etiqueta como pago casi simbólico) a la Universidad Cayetano Heredia donde las tuvieron a buen resguardo hasta el momento de la acción. “Para nosotros es un honor colaborar con un país productor de cacao. Siempre pensamos en hacer concursos nacionales en países productores con el potencial para desarrollar la industria del chocolate, y lo estamos logrando. En Perú hay entusiasmo, hay buenos chocolateros y se puede hacer mucho más”, aseguró Maricel Presilla, miembro de la directiva de los International Chocolate Awards y Directora para Latinoamérica.
Debo confesar que logré catar apenas unas 40 muestras de chocolate durante las casi tres horas que pasé concentrada junto a jurados de Argentina, Estados Unidos, Bélgica, México, Inglaterra y Venezuela; y es que a pesar de tener cierta experiencia en concursos de vino, donde catamos unas 50 muestras por jornada, el tema del chocolate puede ser más complejo. Necesitamos el vaso de agua al lado y también la polenta sin sal para limpiar el paladar. Las fichas para juzgar son bien específicas. Textura, aroma, sabor, receta lograda, persistencia, final son las variantes principales que se toman en cuenta a la hora de juzgar a los participantes. Y esto ocurre en tres etapas. La primera que es de selección general, para descartar muestras con posibles fallas o defectos; luego una segunda etapa donde se cata ya para puntuar y pasar a la final que es la última etapa donde ya se definen las medallas.
Con mucho pesar no logré asistir la noche de la premiación, el sábado 4, pero me cuentan que fue muy emocionante. “Todos los participantes estaban unidos y aplaudían al otro. Era un país unido, estaban unidos por el Perú”, recordó Maricel. Y así fue cómo el último día de feria, además del color y la alegría que se sintió en cada jornada, también se percibía confraternidad y orgullo. Los stands parecían brillar con los reconocimientos obtenidos. Las medallas de oro de Cacaosuyo por la barra de origen de chocolate oscuro con el Piura, así como la de Piura con leche y la de plata con Lakuna. Las de bronce de la gente de Amaz con sus barras de Amazonas y San Martín. La de Q’uma que ganó oro por su chocolate con sal de Maras y Makao con su barra de aguaymanto. En el plano de los ganaches, Dreams of Eva se llevó oro por su bombón 70/70 en referencia al porcentaje de cacao. Lo mismo pasó con el de base de cacao de Piura y el relleno con ají amarillo; mientras que Xocolatl ganó el oro por su ya clásico y genial bombón de ranfañote y plata por el de Moscatel. La gente de La Ibérica alcanzó bronce con su bombón de pecana en la categoría nueces revestidas con chocolate con leche. Cremas para untar y bebidas de chocolate se repartieron entre Mishki Cacao, Chocomuseo, Dreams of Eva, Xocolatl y Amaz.
Se entregaron decenas de premios, pero aún hay mucho más. Esta es solo la primera edición, la primera experiencia. Tenemos mucho por desarrollar en temas de cacao y chocolate en el Perú. Que las líneas nuevas se perfeccionen y que cada uno de los que ya tiene camino recorrido se reten para dar más. Que continúe la investigación en el campo, los avances en cuanto a procesamiento del cacao y el cuidado en los detalles para que Perú destaque en cualquier parte del mundo.
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