MUSEO AMANO: ARTE Y RIQUEZA ALIMENTARIA DEL ANTIGUO PERÚ
Actualmente, el equipo del museo se prepara para inaugurar una muestra temporal orientada a los alimentos del antiguo Perú.
Actualmente, el equipo del museo se prepara para inaugurar una muestra temporal orientada a los alimentos del antiguo Perú.
Escribe Fiorella Gómez (@lafoodieperiodista)
El Museo Amano cuenta con la principal colección privada de textiles del antiguo Perú y, por ello, es el lugar ideal para conocer más sobre el vínculo entre dos disciplinas que nos dan fama internacional: la textilería y la gastronomía. Conversamos con Doris Robles, curadora del Museo Amano, para entender cómo textiles y ceramios nos dan más detalles sobre la dieta de la importancia de los alimentos en la cosmovisión andina. Así comenzamos relatos que una vez al mes contarán mediante El Trinche un poco más sobre los intensos vínculos que se tejen entre cocina y arte, arquitectura, diseño, arqueología y más. Al final la gastronomía es cultura y eso ya lo deberíamos tener grabado en el cajón de nuestros conocimientos.
Al mirar nuestra despensa, ¿somos conscientes del legado histórico que se esconde en cada insumo que consumimos? Aunque en la actualidad comer papa, quinua o maíz sea un acto cotidiano, en su momento estos productos fueron clave para el florecimiento de las primeras civilizaciones peruanas. Su valor era tal, que se han podido encontrar vestigios de su presencia en la dieta del antiguo Perú, tanto en piezas de cerámica y textiles de hace miles de años.
El desarrollo textil en nuestro país guarda una estrecha relación con la evolución de la gastronomía. Empezando porque ambas actividades comparten su origen en la tierra, pues las primeras fibras que se emplearon para los textiles provinieron de plantas como la cabuya, así como los primeros alimentos que fueron recolectados de otras fuentes vegetales. El inicio de la agricultura, que tiene su origen hace 5000 años, fue el punto de partida para los logros de estas civilizaciones. Según la curadora Doris Robles, el cultivo de tubérculos, cereales, frutos y la domesticación de animales no solo cambió la dieta de estas sociedades, sino también la forma en que vivían y se organizaban.
Uno de los ejemplos más notables de las primeras interacciones entre el textil y la gastronomía es el uso del algodón en las redes de pesca. Como menciona Robles, el algodón fue clave para garantizar la alimentación de las primeras civilizaciones. Antes de su descubrimiento, los pescadores solían fabricar pequeñas redes de pesca con fibras vegetales para capturar apenas lo suficiente para una familia. Con su domesticación, las redes se hicieron más grandes y resistentes al agua salada del mar, lo cual permitió una pesca a mayor escala para proveer alimento a comunidades enteras.
En la dieta del antiguo Perú existió una fuerte presencia de los alimentos provenientes del mar y la tierra. Se puede decir que la riqueza marina de la costa peruana fue un recurso vital para los pueblos costeños, pero también para las comunidades andinas que descendían a la costa para intercambiar productos: «trueque». Esta relación entre los Andes y el mar es visible en los textiles y las cerámicas precolombinas, donde se encuentran representaciones de tubérculos, cereales, leguminosas, animales marinos y escenas de pesca. “Estas piezas eran ofrendas funerarias que se enterraban con los muertos como un recuerdo de lo que había en este mundo. En cerámica vamos a ver la diversidad de todo lo que se ha hallado: tubérculos, frutos, animales y, a parte, material orgánico, como maíces, leguminosas y hasta alimentos preparados como las humitas”, agrega la curadora. Actualmente, el equipo del Museo Amano se prepara para inaugurar una muestra temporal orientada a los alimentos del antiguo Perú.
Una de las herencias más importantes que nos dejaron nuestros antepasados es el conocimiento sobre las técnicas de conservación de los alimentos, esto facilitaba su transporte, así como garantizar provisiones para épocas de escasez. El proceso de fermentación para producir el tocosh y el secado artesanal de peces, algas y carne son solo algunas de las técnicas empleadas por estas civilizaciones. Incluso el concepto actual de liofilización tiene su origen en los Andes, en alimentos como el chuño y la moraya, que provienen de tubérculos que son expuestos al frío, deshidratados y luego secados al sol hasta obtener un producto compacto, liviano y sencillo de almacenar. Estos alimentos, según Robles, «deben ser promovidos y difundidos», no solo por su legado histórico sino por su gran valor nutricional. «Los textiles reflejan la calidad de vida que tenían estas personas», comenta Robles, aludiendo a la belleza y la estética que revelan las piezas preservadas. Para los antiguos peruanos, el tejido no solo era una necesidad práctica, sino una forma de arte profundamente ligada a sus creencias.
En la cosmovisión andina, el fruto de la unión entre el agua y la tierra se reflejaba hasta en su dinámica de vestimenta. Se puede interpretar que el cuello horizontal del unku (camisa andina) femenino simboliza el suelo, compartiendo con la mujer el don de la fertilidad, mientras que el unku masculino, que tiene el cuello vertical, podría simbolizar la caída del agua sobre la tierra. Ambos, entrelazados, dan origen al crecimiento de la vegetación. Del mismo modo, entre los patrones y símbolos presentes en algunas piezas textiles se pueden encontrar representaciones de peces, olas y, en algunos casos, imágenes de la planta del maíz o alusiones al sistema de andenes para la agricultura.
Hoy, tanto la gastronomía como los textiles peruanos no solo son un motivo más para estar orgullosos de nuestro país, sino que también son un referente a nivel internacional. Hasta la fecha, siguen existiendo motivos para que los expertos se pregunten a sí mismos: “¿Cómo lo hicieron?” cuando ven los logros alcanzados por nuestro imperio. El Museo Amano no solo resguarda cerámica y textiles como objetos artísticos, sino como testimonios de una relación profunda entre el tejido, la comida y la vida cotidiana en el antiguo Perú.
Estas piezas no solo son fragmentos que cuentan la historia de nuestro pasado, sino también piezas clave en nuestra proyección hacia el futuro. La sostenibilidad en la moda, mediante el uso de fibras naturales como la alpaca, o la preservación de técnicas ancestrales de tejido y la conservación de alimentos, son ejemplos de un legado andino que sigue vigente. Cada vez que le damos un lugar en la mesa a nuestros alimentos y difundimos su importancia, contribuimos a mantener vivo un legado que ha recorrido milenios y que, como lo demostraron nuestros antepasados, tiene un gran valor histórico como nutricional.
El Museo Amano se ubica en Calle Retiro 160, Miraflores y atienden de martes a domingo en un horario de 10:00 a 17:00 horas. Para solicitar una visita guiada pueden contactarse vía redes sociales o escribiendo un correo a info@museoamano.org.
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