El festival, realizado en Udine, al norte de Italia, congregó a peruanos, pero también a latinos y cocineros y cocineras de todo el mundo para celebrar la gastronomía y crear más comunidad.
Fueron unos 25 años de trabajo intenso, de conexión de lo público con lo privado, de las alianzas precisas y la inteligencia necesaria para cambiar el rumbo del timón cuando fuese necesario. Esta vez, el festival Ein Prosit, realizado la ciudad italiana Udine, al norte de Italia, congregó a peruanos, pero también a latinos y cocineros y cocineras de todo el mundo para celebrar la gastronomía y crear más comunidad.
En la mesa de un pequeño restaurante casual ubicado en el centro de la ciudad de Udine, esperamos ansiosos que la cena comience. Son pocas las mesas, pero la calidez interior supera cualquier obstáculo de movimiento y el arranque del servicio es impecable. Esta noche, Manu Buffara (Manu, Curitiba) y Prateek Sadhu(Naar, Himalaya) cocinan juntos. ¿Cómo se imaginan ese encuentro? Inesperado. Los sabores propios de cada chef van encontrando un camino cierto, atinado, fluyen como si se conocieran de toda la vida, pero solo se han visto unas pocas horas desde que todo comenzó. Hay vegetales, curries, pasta. Recuerdos de Brasil, de la India. Y cada plato es esperado: ¿podrá ser mejor que el anterior? Ahí nos entregamos a una comida feliz que nos genera tantas preguntas. Como debe ser siempre.
De eso se trata un poco Ein Prosit: cenas que transcurren a lo largo de cinco noches en distintos puntos de Udine o alrededores, de encuentros de culturas, de lazos estrechos y confortables. Pía León cocinó en el restaurante Vitello D´Oro junto a Vicky Cheng (Vea, en Hong Kong) y el tema fue “La Poesía de la diversidad«. Los ecuatorianos Alejandro Chamorro y Pía Salazar, de Nuema, se juntaron con el italiano Riccardo Camanini del Ristorante Lido (Lago de Como). Leo Espinosa, de Leo de Colombia, y Rodolfo Guzmán, de Boragó en Chile, hicieron lo propio, y los mexicanos Jorge Vallejo (Quintonil) con Karime López (Gucci Osteria) se unieron en una cena memorable. De eso también se trata Ein Prosit: de acortar distancias, de generar diálogos, de despertar curiosidad.
La relevancia de esta reunión en el mundo festivalero es grande. No solo porque congrega más de 100 chefs durante varios días, sino porque acerca la cocina fine dining a muchos comensales de la región y a otro tanto que llega desde fuera. Udine, tomado literalmente por la emoción gastronómica, abre sus puertas a cientos de personas que animan calles y restaurantes que van desde pequeñas enotecas de vinos naturales y pastas caseras del día o antipastos y frico (receta de queso y papa típica de la región de Friuli), hasta más tradicionales tabernas. Tiendas gourmet vendiendo quesos maravillosos, heladerías, cafés, bares, todo se activa de manera extraordinaria y se muestra la generosidad de la gente: el evento chorrea para todos.
Hay un foodtruck disparando pastas con chefs sudando dentro. Activos, pero felices de compartir la hora del brunch con los asistentes. Están en la calle y las mesas y sillas también. Sale una carbonara, una con hongos croatas, otra de curry. Sale la pizza más ligera preparada al instante en el horno ubicado al lado del carrito de pastas. Periodistas, cocineros, cocineras, asistentes al festival se unen para la merienda; cargados de quesos, fiambres, chocolates que han comprado a las pequeñas tiendas gourmet de la zona para llevar a casa en la maleta (como nosotros también lo hemos hecho).
Hay sonrisa, alegría, compartires sabrosos. Hay hospitalidad. Esa que muestra un territorio con bondad, que recibe al viajero con brazos abiertos, ensalza las virtudes culinarias y celebra la música, y que además, homenajea, como en la noche de apertura en Le Fucine: los chefs más reconocidos de Italia (Antonia Klugmann, Riccardo Camanini, Enrico Crippa, Niko Romito,Mauro Uliassi, Norbert Niederkofler, Massimiliano Alajmo y Corrado Assenza) interpretaron los platos de quienes ya son tres íconos de la cocina mundial: Mauro Colagreco (Argentina), Virgilio Martínez (Perú) y Massimo Bottura (Italia). Esto es entendimiento, buena onda, conexión de culturas y de la cocina del otro. La multiculturalidad que tanto perseguimos. Así, durante una semana, Ein Prosit convierte a Udine en una cocina universal.
Etiquetas: de la editora, ein prosit 2024, gastronomía, latinoamérica, comunidad, udine, italia
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