LOS 30 DE ASTRID Y GASTÓN
Se cumplen treinta años del restaurante que se convirtió en buque insignia y ha sido formador de la industria.
Se cumplen treinta años del restaurante que se convirtió en buque insignia y ha sido formador de la industria.
Escribe Heine Herold (IG @heine_herold) Fotos Astrid y Gastón
Este año se cumplen tres décadas del restaurante que se convirtió en buque insignia y ha sido formador y cantera de muchos brillantes cocineros, mesoneros, bartenders, talentos en todas las áreas.
Setiembre u octubre de 1994. Con mi familia fuimos a almorzar a casa de unos tíos, uno de esos banquetes opíparos que solo suceden cuando vas a casa de los encopetados y que disfrutaba como si no existiera un mañana. Luego del almuerzo llegó el café; con este, el periódico sobre la mesa; y con en él, la recordada sección C del diario El Comercio.
Era conocida la página en donde algunos restaurantes pregonaban su existencia e invitaban a su distinguida clientela a sus salones. Ahí en un pequeñísimo recuadro, casi como un clasificado, vi por primera vez dos nombres juntos que al principio no entendí. Ni siquiera imaginé la trascendencia que llegaría a tener aquel par de nombres: Astrid y Gastón.
Cursaba el último año de secundaria, toda mi vida me sentí atraído por lo que pasaba dentro de la cocina, los aromas que brotaban de ahí, los procesos domésticos como el crepitar de los aderezos o el borbotear de los caldos, amaba el caos de los mercados, pero llegar a dedicarme al oficio de cocinero era completamente inimaginable para mí en esos tiempos. Aposté hasta donde pude la carrera de arquitectura (profesión que me encanta, además de todo lo vinculado al arte y la modulación de formas y espacios) pero, finalmente sucumbí al llamado de los fuegos, pero esa es otra historia.
Ahora se cumplen 30 años desde que me enteré en ese minúsculo anuncio que un novísimo y afrancesado Astrid y Gastón existía. El mismo Astrid y Gastón que tiempo después se convirtió en el buque insignia de los restaurantes limeños, peruanos, latinoamericanos y mundiales inclusive. El mismo Astrid y Gastón que ha sido formador y cantera de muchos brillantes cocineros, mesoneros, bartenders, talentos en todas las áreas. Cientos pasaron por las dos casas que lo albergaron en su historia. El mismo Astrid y Gastón que internacionalizó a nuestro país para luego convertirlo en la Meca de la gastronomía regional y el mismo Astrid y Gastón que con humildad le ha dado espacio a todas sus caras, a todos sus soldados y ex soldados para que se consoliden como profesionales aquí y a nivel mundial.
Estoy seguro que se podrían escribir libros enteros acerca de estos primeros 30 años de historia del restaurante, estoy seguro que las historias que sucedieron en sus cocinas, salones, barras y pasillos alcanzarían para desarrollar una serie de Netflix con cinco temporadas (dejo la idea por ahí). En estas líneas solo quiero -a nombre de muchísimos peruanos, cocineros y restauranteros en general- darle las gracias a Astrid Gutsche y a Gastón Acurio por su generosidad, por creer en la gente principalmente, por creer en el Perú en tiempos en que pocos creían en él. Por mantener la misma humildad que solo tienen los grandes de verdad y por ser constructores de camino para miles de personas que tuvieron la fortuna de cosechar lo que ustedes sembraron. Incluido este humilde cocinero. 30 años más para Astrid y Gastón.
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