LA IMPORTANCIA DEL SABER EN EL MUNDO DE LA GASTRONOMÍA
Son claves: la abolición del “buenazo, gente” y la complacencia, se puede ser divertido y docto al mismo tiempo. El entorno y las realidades de los actores en todas las etapas de la cadena.
Son claves: la abolición del “buenazo, gente” y la complacencia, se puede ser divertido y docto al mismo tiempo. El entorno y las realidades de los actores en todas las etapas de la cadena.
Escribe Heine Herold (IG @heine_herold)
Lo hermoso de la gastronomía es que involucra a todos: todos la vivimos, la sentimos y la compartimos. La cocina une, sana, enseña, se disfruta y nos enorgullece.
Cada uno de nosotros debe tener un compromiso con nuestra cultura e identidad, todas las personas dentro y fuera de su tierra deben ser embajadores de sus terruños. La gastronomía es uno de los pilares culturales de los pueblos y para conquistar paladares hay también que conquistar mentes con las historias y tradiciones ligadas a la cocina y esto implica un saber intrínseco. Lo que hará perdurable la cultura es el conocimiento. Conocimiento a todo nivel, desde donde nos toque transmitirlo.
Desde mi pequeño espacio de docencia he intentado transmitirles a futuros cocineros que más allá de la técnica per sé, hay que entrenarse también en conocimiento y este conocimiento ligado a las cocinas es tan vasto que no nos alcanzaría una vida para adquirir la mitad. Tantas culturas, tantos productos, tantas recetas, tantos sabios, tanta vida, tantos aromas, tantos colores, tantas gentes, tantos lugares, todo eso es gastronomía. El mundo entero es un mundo de sabores, olores y texturas.
Desde las cocinas profesionales: la investigación, la experimentación, el no conformismo, el movimiento, la reflexión, todo eso es conocimiento. Desde la formación: la motivación a saber, la dualidad de la persona única y gestora de cambios, pero al mismo tiempo insignificante, el desenvolvimiento profesional en base a gestos y técnicas. El entorno y las realidades de los actores en todas las etapas de la cadena. Humildad, ética, todo eso es conocimiento. Desde las casas: el arraigo a las recetas transmitidas generacionalmente, la economía, la gestión de la compra estacional y balanceada, la preservación de la mesa como espacio medular de la familia libre de prejuicios, violencia o machismos rancios, todo eso es conocimiento.
Y desde las plataformas de comunicación: entrenamiento, lectura, viajes, abolición del “buenazo, gente” y la complacencia, se puede ser divertido y docto al mismo tiempo. Comunicar es una profesión a tomarse en serio y todo eso implica conocimiento. El saber no ocupa lugar, pero sí esfuerzo y es un hermoso esfuerzo si realmente nos apasiona.
La recompensa del saber es el amor. El entendimiento y la reflexión nos abren los ojos y potencian el amor. Amor hacia la profesión, hacia las personas, hacia el lugar que nos alberga, hacia el planeta y sus especies. El conocimiento nos hace mejores en todo sentido.
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