A BEBER: FRANK’S BAR EN BUENOS AIRES

Escribe Elías Valdez (IG @elias.acomer) | Fotos Frank’s Bar

Basado en la época de la prohibición, Frank´s Bar es un speakeasy, de los primeros en Buenos Aires, y el primer bar de la ciudad que figuró en la lista 50 Best Bars de 2012, en el puesto 36. Con una coctelería conceptual y moderna, de la mano de Gonzalo Duarte, tiene una carta que va modificando cada cuatro meses.

Conocí el concepto en un guest que se hizo en setiembre en Bijou Bar, lo que me animó a visitar Frank’s Bar hace unas semanas. El espacio nos recibe con un doble ingreso: al inicio una tienda de antigüedades, luego una especie de calle donde ves la entrada de un cine que anuncia los cócteles de la temporada y más adelante una caseta de teléfono donde se brinda la clave para abrir la puerta. Una vez abierta, la hermosa barra, está ubicada al centro. A los costados, en forma de L, las butacas dan la impresión de que estuviéramos en un teatro donde los artistas son los barmen del día.

Probé Godzilla: reversión del chilcano, con pisco quebranta 1615, vermú rosso, limón, kion y ginger ale; el cóctel está inspirado en la migración japonesa en Perú. Alude al memorable Kaiju(término japonés que quiere decir “bestia extraña”) servido en un vaso de gaseosa, como en el cine; es un perfecto inicio si los sabores fuertes no son lo tuyo. Nota cítrica, un dulzor balanceado, es como si de un refresco se tratara, pero con el toque de limón y kion. Logran que tomes más de cuatro y quizá que mires al Godzilla que hay dentro de ti.

Pasamos al Amaterasu, particular nombre ya que, para aquellos fanáticos del mundo del anime -como el barman y yo-, nos hace recordar la popular técnica de la serie Naruto. Sin irnos lejos, en realidad se inspira en el culto a la diosa del Sol quien, en desdicha, se escondió y hubo oscuridad eterna en casi todos los rincones, menos en su cueva. Un cóctel, a base de gin Frank’s, limón, almíbar, kombucha de mate marca Aloja, float (como una isla flotante) de Pineral con una cristalería que asemeja a la historia contada. La experiencia en boca es una división bien hecha donde los sabores oscuros (yerba mate y cortezas) y los toques de luz (notas limón) se sienten importantes.

Frank’s. La cristalería que asemeja a la historia que cuentan al explicar la bebida.

Un aparte al gin Frank´s. Es el de la casa y presenta muy buen balance. Tiene notas a enebro bien presentes, de la India y la Patagonia, además de ocho botánicos, entre ellos culantro, cardamomo, pimienta rosa, pimienta Jamaica, regaliz y un elemento secreto que solo sus destiladores conocen. Está pensado para coctelería clásica, desde un Martini hasta un sour, como para un Gimlet. Se adapta a cualquier estilo de coctelería.

Frank’s. El gin de la casa tiene notas de enebro de la India y de la Patagonia, además de ocho botánicos.

Finalmente, unos especiales de la nueva carta: el Ronin 47 es una versión del French 75 a base de gin Frank’s, aguardiente de pera, limón y almíbar. Según nos cuenta Gonzalo, usan un aguardiente de peras Williams de la Patagonia llamado Christallino, que se exporta en su totalidad al extranjero. Una historia que les puede sonar conocida, y como en Perú, hay productos de primera que no descansan en góndolas nacionales. El Christallino tiene notas a manzanilla, manzana y mucha fruta fresca recién pelada. Se usa para perfumar cócteles o como bajativo.

Ronin 47 es una reversión de French 75 a base de gin Frank’s, aguardiente de pera, limón y almíbar

Aquel día también probé el aperitivo Pineral que, como me explicó Gonzalo, es el papá de los vermú en esta parte del continente. Con más de 100 años en el mercado, en sus inicios se usaba como medicina y, como todos los alcoholes, con el tiempo comenzó a tomar nombre propio y uso en la coctelería.