
EL OJO DEL COMENSAL: TARAWASI, PASIÓN POR LA VIDA
Esta es la historia de Nalda y Julián, la pareja peruano-española detrás de uno de los restaurantes más visitados de la caleta Tortugas, en Casma.
Esta es la historia de Nalda y Julián, la pareja peruano-española detrás de uno de los restaurantes más visitados de la caleta Tortugas, en Casma.
Escribe Carlos Carlín (IG @carloscarlinof)
Nalda Quito y Julián Campos conducen en la caleta Tortugas, en Casma (norte de Lima), un restaurante marino que tiene al peruanísimo cebiche como plato principal y al pulpo a la gallega como el segundo más pedido. Abrieron hace más de 10 años frente al mar, dispuestos a echarle fuego a la vida. Y así lo han hecho.
Solo tenían siete días de conocerse cuando, en una playa chilena, tuvieron que enfrentar juntos un feroz terremoto. Era febrero de 2010 y Julián Campos, nacido en Galicia, pero criado en Madrid, y Nalda Quito, nacida en Casma (ciudad a 368 kilómetros de Lima), no sabían que, irónicamente, ese fenómeno destructor significaría el inicio de una relación indestructible.
Julián decidió abandonar su vida como abogado laboralista en la capital española para dedicarse a buscar su lugar en el mundo. Y fue en la caleta de Tortugas, playa de casmeños, chimbotanos y también de Nalda, donde lo encontró. «Tortugas es un punto salvaje con buena energía», me dicen. Y es esa buena energía lo que ambos quisieron devolver a los visitantes. Encontraron una casa en primera fila y en la Semana Santa de 2012 inauguraron Tarawasi. El nombre viene de wasi, que significa casa en quechua, y tara, un mantra tibetano que ambos escuchaban cada mañana.
La idea inicial era ofrecer hospedaje y comida, pero rápidamente se dieron cuenta que para ofrecer un mejor servicio debían concentrarse en una sola oferta, entonces optaron por la cocina. Y no se equivocaron. Tarawasi es uno de los restaurantes más visitados de la caleta y Julián reconoce que todo el mérito es de Nalda.
La especialidad es la comida marina: cebiche, chicharrón de pescado, picantes, arroz con mariscos y parihuelas. Y de la cocina española, el pulpo a la gallega es el segundo plato más pedido después del cebiche. Pero si alguien se anima por una paella, basta que solo la ordene con tiempo.
Julián y Nalda disfrutan atendiendo a quienes los visitan. Si van niños les regalan juguetitos y no falta la señora que se ha ido con un abanico español. «Tiene que haber un rollo creativo, porque pienso que si no caes en la repetición. La repetición es la rutina y la rutina es la falta de ilusión». Cada cierto tiempo renuevan mensajes que comparten con los comensales: «Al buen comer le llaman Tarawasi», «Tarawasi es la novia del mar». El lema de este año es «Pasión por el cebiche, vocación por el cliente».
La propuesta de Julián y Nalda es un lugar para compartir y agradecer. Y la verdad es que él no echa de menos los juzgados. «Estoy muy bien trabajando con bermudas y sandalias frente al mar, y muy agradecido con el Perú», dice. Excepto los lunes, Tarawasi abre todos los días desde las 12:00 hasta 17:00 horas, pero si alguien cae temprano a desayunar «no faltará pescado frito con yuca, ensalada criolla y café», dice generoso. 15 años después, él y Nalda siguen frente al mar, como cuando se conocieron, solo que hoy el único temblor que enfrentan es del amor por continuar juntos.
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