BVLGARI ROMA: EL IMPERIO DEL LUJO Y LA HOSPITALIDAD
Hace 20 años la casa Bvlgari extendió su imperio hacia el sector hotelero, y una de sus grandes joyas brilla en la Ciudad Eterna. Allí nos quedamos.
Hace 20 años la casa Bvlgari extendió su imperio hacia el sector hotelero, y una de sus grandes joyas brilla en la Ciudad Eterna. Allí nos quedamos.
Escribe Catherine Contreras (IG @caty.contrerasr)
Mosaicos hechos por artesanos de Friuli, vajilla de la casa Ginori y jarrones diseñados por Gio Ponti, paredes y columnas de mármol de diferentes tipos, ladrillos dispuestos en forma de espiga al estilo romano antiguo, luminarias de cristal de Murano y el toque culinario del chef Niko Romito. Hace 20 años la casa Bvlgari extendió su imperio hacia el sector hotelero y una de sus grandes joyas brilla en la Ciudad Eterna.
Desde la ventana se logra ver el Mausoleo de Augusto, la tumba circular más grande del mundo, que data del año 28 a.C. Imponente, misterioso, aún cerrado al público, pero abierto a nuestros ojos desde la habitación del Bvlgari Roma. No es lo primero que nos sorprendió al llegar a este lujoso y recién inaugurado hotel.
La estatua del emperador Augusto nos recibe al ingreso: sentado en la pose del Júpiter olímpico, apenas cubierto con un manto, el mundo en la mano derecha y la izquierda elevada, supuestamente sosteniendo un cetro que no existe. Una imponente pieza de mármol pentélico (siglos I-II d.C.) de la Colección Torlonia. Ingresamos a sus dominios, su Roma, que es también la de aquel joyero griego que migró primero a Nápoles y luego a la Ciudad Eterna, donde a fines del siglo XIX empezó a construir su propio imperio de lujo. Sotirios Boulgaris se llamaba.
El hotel Bvlgari Roma está ubicado en Campo Marzio, en la zona conocida como Piazza Augusto Imperatore y frente al Mausoleo de Augusto, una construcción circular, de diámetro de 87 metros, construida por el emperador romano para que allí descansen sus cenizas y las de su familia. Ocupa lo que en el siglo pasado se conoció como Edificio Morpurgo, de estilo racionalista y construido justo antes de la Segunda Guerra Mundial. Los arquitectos Antonio Citterio y Patricia Viel fueron los encargados de la completa restauración del edificio, un trabajo que duró tres años y congregó el arte de numerosos especialistas y artesanos de toda Italia. El objetivo: representar el legado de la Roma imperial desde una mirada contemporánea y atemporal.
El Bvlgari Roma cuenta con 114 lujosas habitaciones y una suite de 300 m2 con cuatro salas de estar, cocina, bar, comedor y un baño imperial con ventanas que miran hacia el mausoleo; como todos los baños del hotel, están íntegramente cubiertos de mármol, mosaicos y piezas hechas exclusivamente para cada espacio. De la centenaria Escuela de Mosaiquistas de Friuli, en Spilimbergo (noreste de Italia), se requirió el diseño del prototipo de cada rosetón del hotel. La ejecución de las piezas estuvo a cargo de artesanos de la zona, que dedicaron cerca de 100 horas a cada uno de los trabajos: en cada uno de los baños de las habitaciones del hotel, sobre la tina, se aprecia uno de estos rosetones. Y no hay uno idéntico a otro.
Pero no son solo esos los detalles que guarda cada habitación. Cada cuadro, cortina, alfombra, sistemas de luz y conexiones eléctricas son reflejo del nivel de lujo que la marca busca ofrecer. Incluso, ponen a disposición desde un menú de relajantes aromas para almohadas, hasta colocan para uso del huésped tarjetas personales con su nombre y la inscripción «Mi residencia en Roma» señalando la dirección del hotel. Y es que ese es otro de los objetivos del Bvlgari Roma: que uno se sienta en casa. Continuando con los detalles, además de apreciar una exhibición de joyas Bvlgari en el pasadizo de ingreso, el visitante también puede descubrir en distintos ambientes del hotel las luminarias de cristal de Murano y una colección de hermosos jarrones Ginori diseñados por el arquitecto Gio Ponti en 1930.
Mención especial merecen el spa y la terraza. Sobre el primer espacio, se trata de un complejo de 1500 m2 destinado al relax y que transporta a los antiguos baños romanos. Inspirado en las Termas de Caracalla del siglo III, destacan ocho columnas redondas revestidas con mármol de Carrara, emergiendo de una piscina de 20 metros, rodeada de áreas privadas, cada una con dos poltronas de relajación. Tiene también salas de tratamientos, gimnasio y peluquería.
El rooftop, con una impresionante vista panorámica de toda Roma (verá el Vaticano asomar), fue diseñado al estilo de una terraza romana, con ladrillos de arcilla moldeados a mano y una fuente con la estrella de Bvlgari hecha en mosaico. El paisajismo, que refleja la diversidad de plantas que hay en la zona, se vale de macetones que rodean unas acogedoras pérgolas que son el lugar ideal para el aperitivo.
La propuesta gastronómica en los dos restaurantes del Bvlgari Roma llevan la firma y el estilo del chef Niko Romito (restaurante Reale, tres estrellas Michelin en Castel di Sangro). En el quinto piso se ubica Il Ristorante, con opciones a la carta y de menú degustación (cuando fuimos servían antipasto, tortelli panzanella con crema de burrata y albahaca, calamares rostizados con salsa de zanahoria y aceitunas, cotoletta de ternera a la milanesa, y de postre tiramisú, todo por 130 euros persona / 190 euros con maridaje).
El ambiente es cálido e íntimo, a media luz, y con otro de los tantos detalles que tiene este hotel: la vajilla de porcelana, también de la casa Ginori, para su colección Galli Rossi creada en 1740 e inspirada en diseños orientales, con la ilustración del gallo y un filo de oro como detalle decorativo.
El otro restaurante, más casual y de diario, es Il Caffè. Se ubica en el primer piso, ocupando un salón interior y otra zona bajo los pórticos de la Piazza Augusto Imperatore. Está abierto desde las siete de la mañana hasta la medianoche y ofrece el mejor desayuno al estilo Niko Romito. La colazione italiana incluye café o té, jugos frescos, cornetto de chocolate, crema pastelera o confitura, pandolce, el famoso pan Niko Romito y fruta con yogur. El apartado de huevos biológicos producidos por gallinas criadas respetando la salud y el bienestar de los animales, incluye cinco opciones, entre ellas los huevos a la florentina con espinaca y salsa holandesa; los huevos benedictinos con prosciuto crudo, y los huevos royale con salmón salvaje Red King Alaska. Para el resto del día (brunch, almuerzo y cena) tienen una carta bastante extensa y variada. No dejen de pedir las bombas que son un clásico de Niko Romito: de pollo, mozarella y tomate, atún y zucchine, o de caponata de verduras.
– La Colección Bvlgari Hotels & Resorts, fundada en 2001, celebra este 2024 los 20 años de su primer hotel, en Milán. Posteriormente abrieron propiedades en Londres, Bali, Beijing, Dubai, Shanghai, París, Moscú y Tokio, además de Roma.
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