MUJERES EN PRIMER PLANO
Son protagonistas en la pantalla grande y chica, lo mismo que ante el fogón. Un repaso a esas historias vistas y leídas que nos abrieron el apetito
Son protagonistas en la pantalla grande y chica, lo mismo que ante el fogón. Un repaso a esas historias vistas y leídas que nos abrieron el apetito
Escribe Laura Cukierman para Solo Por Gusto
Inspiradoras de historias que se convirtieron en libros o se llevaron a la pantalla grande. Chicas que tomaron la sartén por el mango y en la realidad o en la ficción rompieron el techo de cristal de sus propias cocinas. Seleccionamos series, literatura y películas que las retratan.
La dupla género y gastronomía, mujer y cocina, existe casi desde el principio de cualquier historia. Se hizo extremadamente popular en algunos casos, fue inspiración para la ficción en otros y condena del feminismo por relegar a la mujer a este claustrofóbico espacio físico. Sin embargo, varias de ellas, rompieron el techo de cristal de sus propias cocinas y algunas sirvieron de inspiración para contar diferentes historias porque, desde hace un largo tiempo, la cocina se convirtió en locación favorita para los realizadores audiovisuales.
El clásico de la gran Nora Ephron, protagonizado por Meryl Streep y Amy Adams, es un claro ejemplo de este cruce. Esta película narra la historia de dos mujeres en tiempos y en cocinas diferentes entrelazadas por pasiones, impulsos vitales y muchas deliciosas y muy visuales recetas. Julie Powell tiene 30 años en 2002 y está harta de su trabajo como telefonista. No encuentra un proyecto que la apasione hasta que decide darle un giro a su vida y crea una suerte de blog personal para contar, de manera obsesiva, su experiencia al cocinar cada día una receta diferente del libro “El arte de la cocina francesa”, escrito por Julia Child durante su estancia en París en la posguerra. Julia llegó allí para acompañar a su marido, sin embargo, también se propuso darle un nuevo sentido a su vida.
Así, se convirtió en la primera mujer estadounidense en estudiar en la prestigiosa escuela de cocina Le Cordon Bleu, escribió un popular libro para llevar la cocina francesa a su país y se transformó en la chef más popular de la televisión. A su vez, el blog de Julie se convirtió en un suceso y se transformó en un libro, Julie & Julia: My Year of Cooking Dangerously, publicado en 2005 y llevado al cine de la mano de la directora y guionista Nora Ephron. Nunca se conocieron, pero ambas encontraron en la cocina un espacio de libertad creativa y realización personal con muchos lugares comunes y adorables.
Tan potente fue el personaje de Julia Child que también se realizó una serie protagonizada por la notable Sarah Lancashire en la que recorre sus inicios en la televisión en tiempos donde ni la propia Julia tenía un aparato en su casa. Julia, la serie, casi comienza donde termina la película. Recorre los inicios de la chef, los cambios que impuso en los sets de televisión para convertirlos en auténticas cocinas y el impacto que sufrió la propia Child ante las transformaciones que experimentaron sus espectadoras, y ella también, en los años de 1960. Julia tuvo todo en contra: la edad, el físico, la voz, pero también tuvo actitud, olfato, sensibilidad y la capacidad de ver su propio potencial. Esta serie, de dos temporadas, los retrata junto con detalles adorables de sus platos. Cada capítulo lleva el nombre de uno que funciona como eje central o de forma colateral pero que impone su presencia de forma rotunda.
Una serie que bien podría haber tenido el mismo destino que las anteriores si no hubiera pecado de políticamente correcta, algo aleccionadora y por momentos bastante subrayada. Brie Larson interpreta a una química brillante, en los años de 1950, que busca hacer carrera dentro de un entorno machista y competitivo, que la ningunea al punto de considerarla solo capaz de participar en concursos de belleza. Sufre un hecho traumático que la lleva a encontrar un lugar inesperado para dar su propia batalla personal: un programa de cocina por televisión donde no solo toma sus conocimientos científicos, sino que se propone romper con las estructuras patriarcales de la época. Lo mejor de esta serie se lo lleva la protagonista y es una lástima que no profundice en la estrecha relación que une a la química con la gastronomía.
Aunque algunos no lo crean, no todo se trata de las mujeres occidentales y de la gastronomía de este lado del planeta. Por el contrario, hay una hermosa serie japonesa que se llama Makanai: la cocinera de las Maiko, que invita a descubrir la cocina oriental de una forma sutil y conmovedora. Es una adaptación del manga de Aiko Koyama, dirigida por Hirokazu Koreeda, que narra la vida de dos muchachas pueblerinas de 16 años que viajan a Kioto para entrenarse como maiko (aprendiz de geisha). Mientras Sumire demuestra ser una estudiante perfecta, su amiga Kiyo no tiene ni el talento ni el entusiasmo para aprender los usos y costumbres de las maikos. Sin embargo, antes de ser expulsada, Kiyo encuentra una nueva vocación como makanai (cocinera tradicional), al convertirse en la responsable de alimentar a todas sus compañeras y a las veteranas supervisoras del lugar. Repleta de imágenes bellas, platos únicos, recetas y productos tradicionales protagonistas de sutiles planos, esta serie muestra, con un ritmo narrativo alejado de la frenética velocidad que dominan las plataformas, un hermoso viaje iniciativo y de reencuentros repleto de costumbres milenarias. Y claro, de mucha gastronomía japonesa.
Y que podría ser el denominador común de algunas de las producciones a las que hicimos referencia. El primer capítulo de la serie Julia se llama Omelette porque fue lo que la cocinera improvisó en un programa de libros al cual había sido invitada para promocionar el suyo. A partir de esa preparación, se recibieron 27 cartas pidiendo que cocinara más recetas en la televisión. También hay un riquísimo omelette en Julie and Julia, cuando Child comienza a tomar clases de cocina francesas y, claro está, Julie también hizo lo suyo para su blog. Y finalmente una de las escenas más recordadas de la segunda temporada de The Bear es aquella en que Sydney prepara un cuidadoso omelette a la hermana de Carmy para que recupere fuerzas en su embarazo.
Si hablamos de chicas y gastronomía no podemos dejar de mencionar el estreno de la tercera temporada de The Bear. Está clarísimo que su protagonista es Carmy (Jeremy Allen White), el nostálgico chico que regresa a Chicago para recuperar el negocio familiar luego de la muerte de su hermano. Ahora, no hay duda alguna que el personaje de Sydney (Ayo Edebiri), la joven talentosa pero inexperta, fue escalando hasta crear una dupla perfecta con Carmy en esta serie que tiene una edición impactante para introducirnos en el vertiginoso ritmo de la cocina de un restaurante. De todas maneras, mi preferido absoluto es el adorable primo Richie (Ebon Moss-Bachrach).
“Si sabemos escribir sabemos cocinar”. Cuentan que esta frase la repetía Julia Child, entonces vamos a terminar esta columna con dos recomendaciones de libros que pertenecen a alguien que ya mencionamos: la inmensa Nora Ephron. Se trata de No me acuerdo de nada y Se acabó el pastel que, mediante estilos diferentes, refleja su vínculo con la gastronomía, con recetas incluidas.
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