Nada mejor para celebrar mañana que un buen pan con chicharrón. El Chinito lo sabe y espera atento a los comensales antojados. Además estrena local en La Molina.
Con 63 años encima, la sanguchería de la familia Yong sigue imparable con su expansión. En su nuevo local de La Molina conversamos con Félix Yong, uno de los herederos que cuida el legado del buen sabor.
La sanguchería nació como un emprendimiento del padre de Félix Yong, Félix Yong Loo, el 20 de noviembre de 1960. Desde entonces se ha consolidado como un negocio familiar con 12 tiendas y tres generaciones. El local principal está en la esquina de los jirones Chancay con Zepita, en Cercado de Lima, y es regresar en el tiempo: era lo que se conoce ahora como una taberna, se vendían piqueos, sánguches y tragos, sobre todo cerveza de todo el Perú. Entonces, se han preocupado de conservar el diseño antiguo con peculiar cuidado y, además, la calidad de su propuesta. Es donde todo arranca y las colas para llevar o para la mesa están siempre activas. En 2010 cumplieron 50 años y abrieron la segunda tienda en el Parque de la Amistad, desde entonces hay nuevas aperturas casi cada año. “Mi papá vino en la barriguita de mi abuela recuerda Félix-. Nosotros somos tusán (descendientes de chinos) y somos tres hermanos: Rosa, la mayor que es psicóloga y vive con mi mamá; Lucho es médico y lleva su chifa San Joy Lao, y yo, el conchito, también médico (actualmente ninguno de los tres ejerce su profesión). El negocio lo manejamos con mística, trabajamos con mucho amor familiar y al trabajo; sabemos que no pensamos todos igual, pero coordinamos para tomar las decisiones en equilibrio. Después de la pandemia se incorporaron al negocio las hijas de mi hermano”.
¿En qué momento dejaste la medicina?
Se conjugaron dos factores: cumplí 25 años como médico y mi papá tuvo un accidente cardiovascular. Él nos dijo: “sé que ustedes son profesionales, tienen que pensar en su futuro, tienen que pensar en tener, defender y buscar lo propio, no importa si caen, pero es suyo” y ahí se dio el cambio. Además, toda la vida estuvimos involucrados. Para que mi papá fuera a comer con mi mamá, uno de los tres tenía que ir a hacer caja porque para él “la caja solo la maneja la familia”. Yo siempre pagaba pato y me quedaba a cargo, pero todas esas cosas de las que yo renegaba, ahora las valoro. Cuando mi papá se fue, me tocó manejar el negocio y ya llevo 20 años haciéndolo. Ser médico es un servicio, igual que aquí. Ahora no atiendo a pacientes, sino a comensales y, en vez de operar personas, opero cerditos.
¿Qué es lo que marca la diferencia en El Chinito?
El éxito se resume en dos aspectos: calidad y cantidad. Se refiere a que usamos la mejor materia prima que se pueda, trabajamos con proveedores que velan por la calidad de los insumos, eso con el cariño y amor que uno le mete; y cantidad porque a nosotros los peruanos nos gusta comer bien y que sirvan bien. Esas dos cosas combinadas, gracias a los clientes que nos visitan, ha permitido que ocupemos un espacio en la mente de los consumidores.
Es una marca emblemática, sobre todo, en Lima.
Es bien emblemática. Gracias a Mistura logramos consolidarla a nivel local e internacional, con los grupos de extranjeros que venían a visitar y conocer nuestra oferta.
¿La producción es centralizada o se hace en cada tienda?
La mayoría es centralizada. En el caso del chicharrón, nuestro estilo es hacerlo en cada local con la misma receta, porque creemos que no hay mejor presentación y sabor que cortar la carne, sancocharla, freírla, tajearla y servirla al momento. Puede haber diferencia mínima porque cada cocinero le pone su toque, pero la receta es una sola.
¿Y el pan?
El pan es el 50% de nuestro producto. Es de 90 gramos y hace unos años conseguimos un proveedor que pudiese manejar nuestro volumen y hacerlo con un toque de masa madre. Se parece al original, al de los sesenta. Pero, aunque no son iguales, sí cumple la expectativa.
¿Cuáles son los sánguches más vendidos?
Siempre ha habido una pugna entre el de chicharrón y el de pavo, esos dos han estado a la cabeza, y el tercero es el de chanchito asado. Los tres tienen ese toque oriental, de encuentro peruano-chino que le puso mi papá. Cada chicharronería tiene su estilo, pero el sabor de El Chinito se mantiene en cada tienda.
¿Tienen planes de expansión?
Pensamos en provincias, y estamos encaminados hacia Estados Unidos. Mi último plan sería La Taberna de El Chinito, para recordar el negocio original. Creo que mi padre debe estar tranquilo y contento porque “su chinito” está en el lugar que él quería. Su espíritu está en cada local y veo que todo fluye, eso me demuestra que él está feliz. Con un par de meses de abierto en La Molina, no hemos parado de estar llenos. El primer fin de semana casi nos rompen stock, no pensamos que la aceptación sería tan buena.
LOS DATOS
El Chinito tiene 12 tiendas en Lima que se pueden ver en su web. Todas tienen horarios diferentes, así que conviene revisar siempre su web par estar seguros. Además, tienen opciones para comer en sitio, retirar o pedir por delivery con sus propios repartidores o vía aplicativos.
Etiquetas: el chinito, pan con chicarrón, pan con pavo, sangucherías, sanguchería clásica, clásicos limeños
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