JOSÉ DEL CASTILLO Y EL RECUERDO DE AQUELLOS CONTUNDENTES RECALENTADOS
El chef José del Castillo nos cuenta sobre sus recalentados favoritos que sirve en su Almacén de Isolina, ahora también disponible para banquetazos de desayuno.
El chef José del Castillo nos cuenta sobre sus recalentados favoritos que sirve en su Almacén de Isolina, ahora también disponible para banquetazos de desayuno.
Escribe José del Castillo (IG @josedelcastillo) / Foto Paola Miglio
Quien alguna vez (en mi caso siempre) no abrió la refrigeradora y mezcló en la sartén todo lo que encontró, desde las combinaciones más bizarras hasta las más pensadas y sabrosas. Arroz con arvejas y plátano de seda fue una de las cosas más bravas. Pero bueno, creo que de ahí nacen los recalentados o calentados, deliciosa preparación que consiste en unir eso que nos sobra y guardamos con algún elemento que nos sirve de instrumento receptor (arroz, fideos papas sancochadas) que alegremente y, ciertas veces de manera atrevida, combinamos con un guisito, juguito, salsa, carnecita, menestra o lo que encontremos en el camino.
En mi familia materna era bastante usual, tenía una tía elegante que no los mezclaba, recalentaba el guiso y lo volvía a servir separado del arroz: “en la cocina criolla los guisos son más ricos recalentados al día siguiente”, nos decía. Y vaya que tenía razón, recalienta tu cau cau y me cuentas. Pero el verdadero recalentado, ese que nos encanta, es cuando mezclamos todo y damos forma a un nuevo plato maravilloso. La guarnición perfecta son los huevos o plátanos fritos, el pan tostado en el aceitito de la fritura o simplemente rodajas de palta. Refresca siempre una buena salsa criolla, cafecito recién pasado y se convierte en el desayuno perfecto.
No habrá quien se resista y acá les dejo algunos ejemplos, calentao de cau cau, de frejoles con juguito del seco, de fideos verdes con el bistec picadito y salsa huancaína, el de las papas sancochadas con juguito del asado y el del lomo saltado. Mi favorito, de mi adolescencia, el de yucas revueltas con huevo que nos hacía mi mamá con lo que quedaba del día. Y el de frejolito verde guisado. Qué recuerdos. Qué nostalgia. ¡Qué vivan los calentaos!
En el Almacén de Isolina de José del Castillo también se puede tomar desayuno, comer algo al paso, o simplemente tertuliar y esperar caiga la tarde con un chilcanito en mano. Sánguches de pejerrey, huevera, escabeche de bonito y jamón de la casa serán la compañía para un rato de buena conversa. Pero también hay recalentados contundentes. De esos que muchos extrañamos. En Av. Prolongación San Martín, frente a la Posada del Ángel, Barranco / Reservas: reservas@isolina.pe.
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