EN LA MESA DE VERBENA TALLER ADEMÁS DE COMER Y BEBER, PASAN MÁS COSAS
El menú cambia semana a semana, es totalmente estacional, por lo que para hacer pedidos hay que estar atentos a sus redes, además para saber cuándo ocurre una nueva sesión.
El menú cambia semana a semana, es totalmente estacional, por lo que para hacer pedidos hay que estar atentos a sus redes, además para saber cuándo ocurre una nueva sesión.
Vanessa Rolfini (I. @rutasgolosas)
En la cocina pasan cosas, además de comer y beber, expresa Verbena en la presentación de sus redes sociales. Ciertamente, se trata de un proyecto y un espacio para la amistad, la diversión y, por supuesto, para la buena mesa, que puede llegar a nuestras casas por delivery o compartir en su comedor privado que cambia según la ocasión.
Lo que en principio estaba destinado a convertirse en un restaurante al estilo comedor, de onda informal, con platos pensados para compartir al compás de buena música, dentro de un espacio amplio con guiños a un patio andaluz con geranios en sus muros, la llegada del covid 19 lo transformó en un proyecto itinerante y atemporal, cuya esencia se mantiene intacta, pero “deja hacer todo lo que la gastronomía permite, donde simplemente se come, se bebe y pasan cosas”, tal como lo expresa Ricardo Goachet, líder de Verbena Taller.
Sin embargo, la partida de nacimiento de esta historia es difícil de establecer. Tal vez comenzó cuando Goachet se fue a España donde vivió por más de 16 años, principalmente en el País Vasco, y estuvo en las cocinas de reconocidos nombres como Arzak y Berasategui, además de Mallorca y Valencia. O en una visita a Perú, cuando se reencontró con una antigua compañera de colegio y se encendió la chispa que lo unió a Fiorella Serván (ahora su esposa): ella lo convenció para regresar y trabajar en la patria natal. O cuando ya en pareja decidieron establecer un restaurante, concretaron y encausaron sueños e ideas. Lo cierto es que tomó tiempo encajar todas las piezas necesarias para abrir las puertas de Verbena, hasta que el anuncio presidencial de mediados de marzo de 2020 les paralizó la respiración y puso en pausa todo.
Antes de llegar la pandemia, Verbena Taller era un proyecto con atractivo irresistible, que trajo hasta Perú a antiguos compañeros de las cocinas en España con quienes laboró Goachet, que se veían tentados a encender fogones de este lado del mundo, conocer y cocinar con la despensa cuyas historias escucharon tantas veces – hasta con nostalgia – de cocineros peruanos. A veces con lentitud y otras con celeridad, fluía entre las típicas historias de permisos, enredos burocráticos, incongruencias reglamentarias, sellos, papeles, a la par de pruebas de platos, maridajes con bebidas, adaptaciones de recetas, en un clima de “buen rollo”, o como dirían en nuestro país, “en buena onda”.
COCINA PROPIA, AQUÍ Y ALLÁ
Finalmente, después de adaptarse a las nuevas circunstancias, con los equipos ya adquiridos del restaurante no abierto, decidió pisar el terreno de las dark kitchen, comenzando con el delivery de algunos platos y piqueos como el Tapeo Box, y la línea de sopas Cremico (de venta por aplicativo) entre otros formatos desenfadados, creativos y llenos de gusto.
Verbena que trabajaba desde su espacio, y en tus propios términos, tal vez experimentaba la sensación que se trataba de una acción algo solitaria, además la mayor parte del equipo inicial había regresado a su país de origen. Hasta que llegó una invitación de la chef Pía León para cocinar en Kjolle junto con otros cocineros en uno de los menús especiales de los miércoles, un espacio perfecto para hacer relaciones, generar camaradería y empaparse de otros proyectos. En esos encuentros prepararon arroz “a banda” inspirados en los valencianos, tacos como los del restaurante mexicano Quintonil, además de un plato de su propio repertorio llamado Verbena, un gazpacho de castañas amazónicas.
LA MESA, EL MONO, EL PERRO Y EL PATO
A las cajas del delivery e inspirados en el concepto de los tiny desk concerts, que reubican a grandes artistas en un espacio reducido, rodeado de libros y objetos curiosos donde expresen su talento en inusuales circunstancias, estableciendo una conexión íntima para el artista y sus fans; surgió “la mesa en el taller”, donde invitan a reconocidos cocineros a trabajar alimón, en cenas, almuerzos y hasta desayunos con el limitadísimo aforo de ocho personas.
La mesa se ha distinguido por ofrecer los caminos menos transitados de la cocina, que se apalanca en una estrategia divertida e irreverente en redes sociales, donde han tomado vida tres personajes que generan alegría y, ahora, son (de cierta manera) anfitriones para cocineros invitados y comensales: el mono, un perro fino y pato Bowie.
En la programación están presentes “O” proyectos gastronómicos con sus fermentos, el Luis (Chino) Flores de la Pulpería que lleva el espíritu de una bodega, Rodrigo Ferrer de Osaka con una mezcla de sabor norteño y brasas que aprendió en Argentina y Renato Peralta con su conocimiento de pan. “Creamos una escenografía con personajes emblemáticos y sacamos a los cocineros de sus portaviones a este espacio reducido donde pueden expresar otras ideas, por muy descabelladas que parezcan”, apunta Goachet.
LOS DATOS
Pedidos y novedades: @verbena____taller / Reservas: 922-561-335
En la máquina de espresso utiliza café de Rosas Peña de San Ignacio, Cajamarca, el perfil de la taza es dulce y achocolatado, ideal para tomarlo solo o en una bebida con leche.
Leer másCon 10 años desde la primera apertura, Renzo Garibaldi ha llegado a conectar a consumidores del mundo gastronómico: desde el cocinero de casa hasta su versión de fine dining.
Leer más«Yo no soy de conceptos grandes», reconoce. Picnic, su nuevo restaurante, es pequeño, íntimo, sabroso.
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