BRUNCH, LUNCH Y CHILCANOS EN 500 GRADOS TODO EL DÍA
Un desayuno extendido que se convierte en brunch, y almuerzos contundentes animados con chilcanos.
Un desayuno extendido que se convierte en brunch, y almuerzos contundentes animados con chilcanos.
Escribe Daniel Quintero (IG @danielquintero)
En el corazón de San Isidro, el chef Jaime Pesaque sube la temperatura a 500 Grados con dos enormes hornos italianos. Las mesas se llenan de sabor durante todo el día y, más aún, los generosos desayunos, brunch y almuerzos se acompañan con la especialidad de la barra, los chilcanos.
El desayuno extendido de 500 Grados, que se convierte en brunch, va desde las ocho de la mañana hasta el mediodía con preparaciones bien hechas y para todos los estilos. De los hornos Fahrenheit y Celsius salen panecillos recién hechos, blandos por dentro y crujientes en el exterior, en los que la mantequilla se derrite ni bien tocarlos. Para acompañar, si son bien clásicos como nosotros, un latte con leche de almendras hecha en casa o americano de buen café peruano de Milimétrica.
Para los más golosos hay huevos benedictinos, esponjosos panqueques con miel, waffles con fruta fresca o el icónico club sándwich, considerado uno de los mejores y más contundentes de la ciudad. La barra de coctelería tiene interesantes opciones con macerados en pisco, leyenda ya en los locales de Pesaque, hechos con insumos peruanos y espíritu y alma de tremendos chilcanos. Si buscan versiones más ligeras de brunch, hay también tostones con palta o bowl de avena, manzana y frutas de estación. Los son bastante activos, pues hay actividades para niños con los cuentos y juegos de El Atelier de Cami y Globoflexia
La hora del almuerzo no es cosa de broma. La carta que ha armado el chef es sustanciosa y variada, pero además se distingue pues todo se cuece en los hornos. El amplio salón de 500 Grados permite desconectar del bullicio de la zona y entregarse a un momento quieto y de disfrute. Nuestra felicidad siempre es grande cuando encontramos la ensalada de milanesa en la carta, una de las más ricas que hemos probado y que viene con una buena pieza de proteína, tierna y crujiente, acompañada de palta, hongos rostizados, queso fresco y una mezcla de hojas verdes y hierbas de temporada para aligerar. Claro, el menú también se nutre de opciones más power, que incluso dan para compartir, como la bombita de palta, que ha hecho un regreso triunfal: palta entera rellena de carne y queso cheddar, envuelta en tocino que se sirve sobre choclos tostados.
Si la pasta es lo que les llama, la lasaña es una buena alternativa, y las pizzas son delgadas y crujientes (hay 14 opciones). El ossobuco, el risotto de hongos y la panceta crujiente son definitivamente para compartir entre dos, pero si están solos se comen la mitad y se guardan el resto para la noche, no hay problema. Anoten que la piel crocante de la panceta es memorable y se sirve con un puré de manzana que tiene el punto justo de acidez y un toque de cardamomo.
Para cerrar la experiencia, los postres van de lo más frescos a lo goloso: hay piña a la brasa que se baña con una crema inglesa de hierba luisa, helado de yogur, crocante de manzana con miel de higos y almendras y una torta de chocolate con helado de plátano, ya un ícono entre las tortas de chocolate de Lima: tres capas parejas de queque de chocolate y fudge en su punto de color y firmeza, majar casero y ganache de chocolate, fresas, arándanos y almendras crocantes. Usan cacao peruano al 60%.
El origen del chilcano se remonta a finales del siglo XIX, cuando una significativa colonia italiana llegó a Perú. Esta migración trajo consigo sus propias tradiciones y costumbres, incluyendo la preparación de un cóctel elaborado con grappa (un aguardiente de uva) y ginger ale, conocido como Buon Giorno (buenos días). Con el tiempo, los italianos descubrieron que el pisco tenía un sabor similar a la grappa, pero de mayor calidad, lo que los inspiró a mezclarlo con la bebida gaseosa de kion. La combinación resultó tan agradable y original que rápidamente se popularizó en Lima. Con el paso del tiempo, este cóctel fue bautizado como chilcano debido a su color similar al popular caldo de pescado del mismo nombre.
500 Grados ha heredado la tradición chilcanera de su hermano mayor, Mayta. De aquella barra que nos entretuvo tantos años en la Av. 28 de Julio de Miraflores, cuando aún eran pocos lo que le prestaban tanta atención al pisco. Allí, con sus trabajos en macerados, Pesaque desarrolló interesantes alternativas, incluso pioneras en el circuito restaurantero peruano. Cuando se mudó a Av. La Mar, Mayta se llevó consigo la barra y la sabiduría que expandió al resto de sus proyectos. Hoy, en la carta de 500 Grados tiene más de 25 chilcanos elaborados a partir de macerados artesanales hechos con Pisco 1615, disponibles desde el brunch hasta la cena. La dulzura del de maracuyá con mango, la complejidad de aquel de guindón con ají, la frescura del de aguaymanto y menta. Hay un abanico amplio y equilibrado para disfrutar del destilado.
El restaurante 500 Grados está ubicado en la Av. Camino Real 1281, San Isidro. Abre desde las 08:00 hasta las 23:00 horas de lunes a domingo. Las reservas no son necesarias. Sin embargo, son aconsejables y pueden hacerlas vía WhatsApp. Para los amantes del vino tienen corcho libre.
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